Hace ya varios años, mi hermano participó en un estudio genético que promovió la Unión Europea y que permitía conocer los orígenes de nuestro ADN. Le salieron unos orígenes 50% de Oriente Medio y la otra mitad de la Europa Central, eufemismo de "judío". Ya saben: pelo negro, piel morena, ojos oscuros, etc. En resumen: somos de genética estrictamente semítica. Yo no participé en el estudio, pero teniendo en cuenta que mi hermano lo es tanto por parte de padre como de madre, me sirven sus resultados. Es más: tras años trabajando en escuelas de barrios con alta inmigración magrebí, muchas veces me han saludado por la calle con un "Salam", considerándome uno de ellos. Yo, por supuesto, siempre respondo con un "Aleikum Salam", por educación y porqué, al fin y al cabo, soy incapaz de observar ninguna diferencia relevante entre esos hombres morenos, de pelo negro y de ojos oscuros, como yo.
Entre quienes más manía les tienen a nuestros conciudadanos de origen magrebí suelen predominar tipos también como yo, morenos, ojos oscuros, etc. Es muy curioso. Eso mismo se puede observar viendo las fotos de algunos nazis, como Heinrich Himmler, que además sentía un gran odio contra los homosexuales. Uno se queda mirando a Santiago Abascal y se da cuenta de que, con un sencillo cambio de vestuario, se parecería mucho a Abderramán III y a otros príncipes omeyas. Con el paso del tiempo, Abascal va adquiriendo una curiosa semblanza con Julio Anguita, aquel comunista cordobés a quien llamaban, cariñosamente, el Califa. Cuando contemplo a la alcaldesa de Ripoll, la señora Silvia Orriols, pienso en Jamila, la madre de Fátima que está en tercero de primaria. ¡Son idénticas!
Los psicólogos y los psiquiatras saben que, aquéllo que más grima nos da en los otros es, justamente, aquéllo en lo que más nos reconocemos. Ejemplos: le tengo mucha manía a Juanito porqué es un tipo incompetente, ya que su incompetencia me hace pensar en la mía. O: le tengo manía a Joselito porque es un egoísta y su egoísmo actúa como un espejo de mi propio egoísmo. Recuerdo cuando el señor Junqueras afirmaba que los catalanes descendemos de una rama superior a la de los españoles, quizás porque cuando se mira al espejo es incapaz de descubrir un destello de superioridad física o intelectual respecto a esos a quienes odia y sabe, en lo más profundo, que es un hombre vulgar y mediocre, nacido en un barrio de Barcelona pero que pudo haber nacido en uno de Burgos o de Jaén. O de Tánger.
Si ustedes han visto el documental "No Other Land" (premiado con un Oscar) se habrán dado cuenta de algo obvio: el parecido físico entre los dos protagonistas, uno palestino y el otro israelí, es un parecido asombroso. El mismísimo Benjamin Netanyahu, cuando era joven, hubiese podido pasar por un palestino. Sin embargo, ahora pretende arrasar la tierra de los palestinos y anexionársela, en nombre de algún tipo de derecho metafísico o de superioridad moral que se basa, en último término, en que unos adoran un libro llamado "Corán" y los otros a uno titulado "Torá". Cuando yo era muy joven también pensaba que los lectores de Tintín éramos superiores a los lectores de Asterix, pero no recuerdo que tuviese ganas de mandarles a la miseria o a la muerte.
En 1985, el cantante Sting incluyó la canción "Russians" en su disco "The dream of the Blue Turtles", un alegato contra el armamento atómico basado en una evidencia: los rusos también aman a sus hijos. Es decir, son tan humanos como nosotros. Quizás alguien debería componer una canción pop que diga algo así como que los moros también aman a sus hijos y que lo que nos diferencia es una anécdota o un puñetero libro, o que hay magrebíes ateos, o tan agnósticos como yo.
Un tiempo atrás tuve una entrevista profesional con el padre de una alumna magrebí con el que fui trabando una amistad y, cuando ya teníamos una cierta confianza, me contó que se fue de Marruecos con su familia para librarse de una sociedad demasiado tradicionalista y carca, para acercarse a una sociedad abierta y diversa, aconfesional, ilustrada. Me pregunto qué debe pensar ahora mismo mi estimado Fadil, cuando ve que España no es el país que él pensaba. Y también pienso en Yamilet, que se marchó de Ecuador porqué buscaba un país menos machista para su hija Nicol, un país de igualdad y respeto. Se vino a España y recaló en Cataluña, sin sospechar que por esta región repta un aire de desprecio hacia quienes vinieron de países de habla hispana, ya que su habla podría socavar la lengua catalana y, lo que es casi peor, la sardana.
SALAM ALEIKUM, no es igual ser judio que jodio. Jo pensava que el nostre origen venia dels fill de Jafet. O aixó em diu la Ia ia o.
ResponderEliminar"Jafet: Progenitor de los pueblos indoeuropeos
Sus descendientes se expandieron hacia Europa y Asia Menor.
Incluye nombres como Gomer, Magog, Javan, Tubal, entre otros.
Asociado con los pueblos del norte: griegos, escitas, celtas, germanos
Sigui com sigui, ens assemblem molt en tot.
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