Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2023

Instituto San José de Calasanz. Barcelona, 1979

Hay mañanas en las que me despierto con una musiquilla facilona en la cabeza: a veces es Rosalía, a veces Stromae. Un día fue Medina Azahara. A veces es más raro: ayer me desvelé con un verso de José Agustín Goytisolo, escuchado en su propia voz. Aunque luego, una vez lavada la cara con agua fría, me di cuenta de que el verso es de Gil de Biedma. Nota: todavía nada ha superado la mañana en la que amanecí con una frase de Unamuno, de San Manuel Bueno, mártir .  Luego me pongo a escribir, para combatir esa rareza de una memoria que todo lo emborrona, que todo lo mezcla para dar, por fin, con un destilado que será -me lo temo-, el único sentido posible de la vida, el sinsentido triste y bello de un salpicón de errores, lagunas, falsos recuerdos, la ensoñación. Creo recordar que, cuando fuimos adolescentes en el Instituto San José de Calasanz, éramos cinco amigos que nos imaginamos amigos para siempre y entregados a causas perdidas, románticas, maravillosamente ridículas, y nos veíamos...

EXTRAER LA PIEDRA DE LA LOCURA

Uno echa la vista atrás y descubre que siempre salimos del horror, venimos del horror, descendemos de él. Del horror de la guerra de los abuelos, del pasado atroz español, del carlismo y el cainismo, de un país que solo se cree la realidad cuando la realidad es la sangre derramada -y por eso celebra corridas de toros. Y ahora echo la vista atrás, pero solo hasta hace un par de años, y me doy de bruces con esos meses tan espeluznantes de la pandemia y los confinamientos. Y me doy cuenta del desastre, de la distorsión en la vida, del miedo, de las semanas encerrado sin juguetes y con teletrabajo. A mi el confinamiento me pilló ya crecidito, más o menos calmado. Pero no sucedió lo mismo con esas personas, el alumnado, que estaban en la adolescencia (tardía muchas veces) y en esos barrios en donde llueve sobre mojado, en donde todo es un barro que no produce nostalgia. Esa gente lo llevó muy mal: encerrados en la casa con un maltratador, en un pisito de 50 metros, con la suegra enferma, co...