Mientras me paseaba por el sur de Francia (Altos Pirineos) me encontré con el aviso que pueden observar en la fotografía. Por extraño que resulte, no solo se respeta la norma anunciada si no que nadie ha pintado insultos ni amenazas en la señal. Todo el mundo parece entender que hay lugares en donde no está permitida la entrada a los perros. Es muy sencillo y es por el bien de todos, incluso el de los animales. Hago un breve excurso: en muchas carreteras francesas está prohibida la circulación en bicicleta, y cuando uno se para a pensar se da cuenta de que la prohibición está protegiendo, justamente, a los ciclistas: se trata de carreteras con mucho tráfico y en donde se permite la circulación rápida, con el consiguiente peligro para la bicicleta. Pero volvamos a lo de los animales. Eso funciona así en Francia, país al que nadie puede acusar de no ser democrático o de menoscabar derechos: por poca historia que uno haya leído, sabrá que no se puede decir eso de Francia. Voy a añadir alg...
Este es el diario de un catalán no nacionalista, lo que podríamos llamar, siguiendo a Habermas, un patriota constitucional, partidario de la igualdad en la diferencia.