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Mostrando entradas de diciembre, 2024

LA NAVIDAD Y LA FURIA

Las luces suspendidas en un aliento efímero de cables negros. Sirven para iluminar las calles que iluminan las tiendas, que a su vez iluminan la caja, que a su vez llena La Caixa. Unos instantes de luz que parpadea, el espejismo de un antiguo ritual pagano que luego se hibridó con Jesús, el palestino. Siempre fuimos cobardes y nos fue mejor así, la cobardía es un aprendizaje costoso. A los niños les gusta la pelea. Incluso los antiguos vascos se rindieron al ver las legiones romanas ante sus puertas. Aunque luego digan que el País Vasco jamás fue conquistado, la verdad es que se rindieron sin luchar y por eso tuvieron una conquista blanda. El sueño de la paz puede que sea el sueño de los cobardes que prefieren vivir. Ya cesaron las voces del independentismo catalán que exigían muertos: nadie se ofreció voluntario para morir por la patria. Y, sin embargo, hay quien todavía se regocija en la furia y no perdona la Navidad cuando puede verter sangre fácil. El día en que nació Jesús el pale...

LO BELLO DUELE O NO ES BELLO

Un poeta antiguo se fijó en las flores que crecen en entornos feos. En concreto, un lirio entre cardos. Y yo, de repente, me encontré con un arbolito que crece en un polígono industrial lleno de camiones, humos, asfalto y hormigón. Cada mañana le veo y el sol amanece por detrás de su ramitas que se están deshojando. Cada mañana le saludo y le hago una foto. Es algo así como una relación íntima y, de tan íntima, silenciosa. Algo así como una oración brevísima es el sonido de la foto, el ¡clic! por la mañana. El árbol que se deshoja entre la fealdad y el cemento me cuenta algo leve sobre esas vidas que viven en donde uno diría que no hay vida posible. Un planeta muy extraño. Cerca de la navidad, el tráfico de grandes camiones crece y oculta el árbol, pero yo se que él está ahí y el sabe, a su manera vegetal, que yo estoy allí. El mundo se vuelve ruidoso y chungo y a veces pienso en largarme de aquí para irme a donde hay muchos más árboles más grandes y felices y más densos, más altos, má...

AUTOBÚS 47

Una mañana me fui a pasear por los escenarios de "Autobús 47", esa película que durante una semanas ha ocupado las carteleras. Los comentarios de la película son muy diversos. El sector nacionalista catalán la ha repudiado (en esta película los catalanes somos los malos, los españoles los buenos) y una parte del sector unionista la ha vilipendiado por ser demasiado tibia, sentimentaloide o algo así. El sindicalismo ha lamentado que se presente al conductor del autobús como a un héroe solitario y explican: la gesta de Manolo Vital (el protagonista, interpretado por Eduard Fernández) respondía a una estrategia colectiva, no es correcto que aparezca como lo hace. La verdad es esta: las películas basadas en "hechos reales" suelen ser poco interesantes. La realidad estricta nos aburre. Juan Marsé decía que odiaba las pelis basadas en hechos reales, pero la verdad es que todas sus novelas están basadas, de algún modo u otro, en hechos reales. Ni tan solo el Señor de los A...