El presidente de México le pide al rey de España que se disculpe por las atrocidades de la conquista española. Es decir, que se disculpe por algo que ocurrió hace 500 años. Se produce una situación paradójica: uno que no hecho nada debe disculparse ante uno al que no le han hecho nada. Aunque paradójica, la situación no es extraña: sin ir muy lejos, la Iglesia Romana ha pedido disculpas por los desmanes cometidos durante siglos en nombre de Dios. En esta tesitura: ¿Netanyahu le exigirá al Canciller Olaf Scholz que se disculpe por el exterminio del pueblo judío? El caso mejicano es posible que deba leerse en clave mejicana, atendiendo a las cosas de su política interna. Y que, a la vez, conecte con el sentimiento republicano español. Las monarquías europeas arrastran sus pies con torpeza y dificultades, y la fractura social no se lo pone nada fácil. De poco sirve que los monarcas se paseen por el orbe con sus iniciativas caritativas: el gesto que esperan muchos no es una dádiva para los
Cada vez que empieza el curso ocurre lo mismo: el alumnado permanece en esa eterna edad pequeña y yo he dado una zancada más hacia la oscuridad. Un dolorcito nuevo, una dioptría más, el avance de las canas, tres visitas médicas programadas en el ambulatorio, otra carta para la detección precoz del cáncer de colon. No pienso en el futuro ya que no sabría qué pensar y además me da miedo. No tengo plan de pensiones ni seguro de defunción. Pero de un tiempo a esta parte me fijo más en los jubilados, es decir, en sus ocupaciones tras la desocupación. Y entonces me pregunto: si llego ¿qué haré con mi tiempo? Cuando uno llega a un lugar nuevo lo primero que debe hacer es callar y observar. Siempre lo he hecho así, no me ha ido mal. Observo pues a los jubilados que practican hobbys y descubro uno muy común: el activismo social. Me parece muy bien, lo apunto. Debe ser placentero dedicarse a molestar al sistema cuando el sistema ya no te tiene agarrado por el pescuezo, hay algo poético y bello e