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Mostrando entradas de diciembre, 2018

El mal vivir en Cataluña

Nadie quiere vivir mal y, sin embargo, a menudo es imposible evitarlo: desgracias pequeñas o grandes y propias o ajenas, imprevistos lamentables, malas noticias, tormentas. Ahí está: hay un montón de males que, como los virus y los buitres, nos sobrevuelan. Una mala coyuntura cuyo origen es lejano, remoto o desconocido nos puede dejar enfermos, pobres, hambrientos, desahuciados. Contra eso no podemos hacer nada. O casi nada: quizás algo de prevención, a los sumo. Esos males son los males que debemos (o deberíamos) aceptar a cambio de estar vivos. Pero no deberíamos aceptar otros males además de esos. No deberíamos aceptar chantajes, abusos ni amenazas. No debemos agachar la cabeza ante el miedo de los que quieren infundir miedo. Ese tipo de males no provienen de la naturaleza ni del azar. Algo así lo dijeron pensadores griegos y muy importantes hace miles de años. Pero ya lo ves, debemos repetirlo. Repetirlo una y otra vez. Lo que nos sucede, en Cataluña, es que llevamos demasiad...

Los trenes serán siempre nuestros

Tuve que ir a Barcelona y, como siempre, fui en transporte público. Entrar en la gran urbe con el coche es un pequeño infierno. Aunque este es un infierno evitable, cosa muy de agradecer y más aún tratándose de un infierno: por norma general, los infiernos son obligatorios. Por razón del lugar al que debía acudir, elegí los Ferrocarriles de la Generalitat. Hice una excepción, ya que suelo optar por la Renfe desde hace algunos años. Huelga contar el motivo. La hora en que subí al tren suele ser bastante buena. No hay mucha gente y uno incluso puede ir sentado. Pero este día no fue así: los vagones iban abarrotados. Abarrotados de gente con cachivaches amarillos de plástico, de tela, de papel. Y banderas estrelladas. Uno llevaba su Iphone protegido con una funda amarilla y su pecho con merchandising indepe variado: lazos, chapas con eslóganes y adhesivos con frases muy ingeniosas. No debe ser él quien lava las camisetas en su casa, ya que, de serlo, sabría lo que significa pegarle un a...

Convivencia no rima con Eslovenia

Un aula de primaria, con 27 niños y niñas. Los hay hijos de marroquíes, de catalanes, de andaluces. Los hay gitanos, los hay latinoamericanos. Afortunadamente, hoy, un aula de una escuela, en mi país, es uno de los más bellos (y más complejos) ejemplos de convivencia. Es eso que algunos llaman "diversidad", aunque no sepan muy bien de qué hablan. Hay quien nombra a la diversidad como quien nombra "verde", como algo objetivable. Aunque el verde puede ser turquesa, aceituna o césped. Igual como el azul puede ser de Prusia, de ultramar, Cyan o Klein. O turquesa, por cierto. ¿Cuantas diversidades catalanas hay? Un día, en la charla de la mañana, Sara pide la palabra y cuenta que le parece mal salir al patio a las 11 y media y hacer solo media hora de patio. Sara tiene sus razones, y creo que debo escucharlas. Para eso estamos. Le pido a Sara que desarrolle mejor su queja y que exponga su propuesta, porqué intuyo que lleva una propuesta pensada. Pero entonces Sara, qu...

La república de los contenedores quemados

Uno se vuelve conservador con el paso de los años. ¿Un fenómeno debido a la edad? Eso no significa que uno se haga de derechas, pero es bien cierto que uno le coge aprecio a mantener ciertas formas, y le da una importancia renovada al respeto, al cuidado, al mantenimiento de lo que nos parece bueno, bello, útil o interesante. Al respeto, por lo menos, hacia lo que es de todos. Decía Josep Pla que el payés es conservador porque sabe cuán destructiva puede ser la naturaleza. Uno tarda media vida en levantar un campo de frutales, y sabe que una tormenta de verano se la puede arruinar en pocos minutos. El obrero no es menos conservador que el señorito que nació en una rica hacienda: el obrero sabe el esfuerzo que hay detrás de su coche, de sus pertenencias por escasas que sean, de la educación de sus hijos, de esos cuatro libros. El obrero también sabe que el ambulatorio o la escuela pública del barrio no son gratis ni cayeron del cielo: el obrero sabe que eso, como los contenedores de l...

¿Huelga de hambre o dieta?

Algunos medios cuentan que hay dos (y luego cuatro) presos convergentes haciendo una huelga de hambre. Ni el número de los hambrientos ni el estilo de la huelga quedan bien definidos. Según los medios afines al régimen catalán, se trata de una huelga de hambre en toda regla, como la que practicó el preso del IRA Bobby Sands hace algunos años, una huelga de hambre radical que le llevó a la muerte. Poca broma con la huelga de hambre (inútil, por cierto) de Bobby Sands. A mi se me ocurre que, cuando uno opta por dejar de comer, debería nombrarse a esa acción "huelga de comer", mejor que huelga de hambre. Pero vamos a dejarnos de precisiones terminológicas: el hambre es algo muy serio. Conozco a varios que pasan hambre sin aparecer en los medios. Pasan hambre por necesidad, por imperativo: la comida cuesta dinero. Cuando no hay dinero hay hambre. Es así de sencillo. Conozco a muchos que pasan hambre, y todos son catalanes. Gentes que pasan hambre de veras. Personas que piden...