Jordi Turull afirma, muy serio, que si el gobierno de España no colma de satisfacción a su pequeño partido, pues entonces "Colorín colorado..." el gobierno de España. Su partido, como todo el mundo sabe, se saca una nueva petición cada día, como el niño malcriado de cualquier casa bien.
Sorprende la mención a los colores de Turull, hombrecito extraordinariamente gris y melifluo, eterno segundón llegado a la cúpula por incomparecencia de los rivales. Y también sorprende que Turull, tan racialmente catalán y esencialista, recurra a una expresión castellana para lanzar su amenaza. No debió de encontrar palabras en catalán, o bien pensó que sería gracioso usar de vez en cuando el español como un guiño para los canales de televisión de eso que el nombra como el Estado español. No es precisamente el humor lo que caracteriza al pobre Turull, hombre no solo muy gris si no también aburrido y monocorde, tipo que se pregunta muy a menudo como diablos habré llegado hasta aquí.
Ni la inteligencia ni el verbo brillan en el señor Turull, más bien escaso de dones naturales y cuya formación no asoma por parte alguna. Sin embargo, ha descubierto que podría tumbar a un gobierno con unos chascarrillos y retirando sus siete votos, que son como los siete enanitos fastidiosos que custodian a una Blancanieves atrapada y sirviente. Desconozco si algún humorista ha usado la imagen de los enanitos para referirse a la situación, pero si lo hace espero que no se olvide del rostro de Turull, siempre en gris paliducho y con unas notas verdosas.
El señor Turull dijo unas palabras en castellano (las palabras colorín colorado, que no son una cita de Ortega ni de Zambrano) quizás para recordar aquello de que su partido defiende la plurinacionalidad de España, aunque Jordi es el mismo que piensa, seriamente, que Cataluña es un solo pueblo con una sola lengua y un solo color de piel: ahora le apetecería, al grisáceo, poder firmar expulsiones de gentes forasteras. Quien sabe qué cosas le gustará firmar, más adelante. Y quien sabe cual podría ser la definición de forastero que barrunta su materia gris para un futuro paisito: ¿será el ciudadano de Jaén un forastero? ¿lo será uno de Toledo?.
Se quejan muchos analistas políticos del bajo nivel intelectual de la clase política española, pero eso es porque no se fijan mucho en la catalana. Por aquí andamos con el colorín colorado.
Para él es normal acabar así, no deberías olvidar su situación: vive del cuento.
ResponderEliminarSalut
Esperas mucho de los políticos, que sean de alto nivel de inteligencia,con idiomas,carreras y doctorados.Hitler,ni aprobó la entrada a Bellas Artes,luego sabía más de batallas que los generales de carrera.
ResponderEliminarTurull no tiene que ser un intelectual.
Saludos