Hay, en el partido Vox, gentes asustadas por la pérdida de las esencias españolas de España y por eso salen a defenderla donde sea, aunque sea en un pueblecito de Murcia. Se debe empezar por lo pequeño y fácil, y luego ya iremos a por lo grande y difícil. Hay que ponerle épica al asunto, y para ello es importante hablar de reconquista, hundirse en la vieja historia medieval y recuperar el orgullo patrio, de cuando las cosas se resolvían a mamporrazos en las Navas de Tolosa (un 16 de julio, por cierto, así que vayan preparándose para montar algo el día 16 y luego hablamos del 18).
Además de tirar de épica, es importante ridiculizar, deshumanizar y convertir al enemigo en una figurota grotesca, un ser que maltrata a las mujeres, adora a un dios falso y nos atraca a punta de navaja cuando cae la noche. Cada vez que escucho los argumentos de Vox para salir a defender lo verdaderamente español me acuerdo del inefable presidente Quim Torra, que llegó el primero. Y también me acuerdo de Sílvia Orriols, a quién la posible pérdida de las esencias catalanas la tiene en vilo. Pero Orriols, como Vox, llegó después. Cuando el señor Quim Torra se pregunta (si acaso se lo pregunta) que le aportó a la política, puede estar tranquilo: le aportó las ideas básicas para la xenofobia, el odio y el ansia de reconquista. Si Cataluña no ha perdido por completo su identidad, es gracias a su talento y su arte.
Esto lo escribió Quim Torra en 2012: Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeras, escorpiones, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que beben odio. Un odio perturbado, nauseabundo, com de dentadura postiza con verdín, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O una pequeña sacudida en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia. Se pasean impermeables a cualquier acontecimiento que represente el hecho catalán. Les crea urticaria. Les rebota todo lo que no sea español ni en castellano. Tienen nombre y apellidos las bestias. Todos conocemos a alguna. Abundan, las bestias. Viven, mueren y se multiplican".
Hay un amor secreto entre Quim Torra, Orriols y Vox, un raro trío que se ama y se admira, se observa de soslayo y se imitan entre sí. Si bien es cierto que Torra está bastante calladito en su jubilación de oro, los otros dos siguen en su estela, admirando al maestro de Blanes. Pero no se equivoquen: el partido de Torra (Junts, o como se llame), le exige a Pedro Sánchez la gestión de las fronteras y la inmigración, ya que siguen pensando lo mismo que Torra y también les aterra una Cataluña descatalanizada con tanto forastero.
El Partido Socialista protesta ante las ocurrencias xenófobas de Vox, pero sin embargo nada le objeta al partido de Puigdemont. ¿Qué diferencia hay entre ambos partidos? La respuesta puede que sea muy simple: el PSOE necesita los 7 votos de Puigdemont y, por consiguiente, hace como que no se entera de sus propuestas, bueno, ya se sabe, esos catalanes son un poco fachas pero buena gente en el fondo. Y tampoco se puede olvidar cuál fue el primer alcalde que prohibió el burka, por razones de seguridad, en una capital catalana: se trata de Àngel Ros, el alcalde Lleida, socialista del PSC para más señas y de esos socialistas muy business friendly, como Jaume Collboni. El populismo nacionalista es transversal.
Vox necesita revisar mejor la hemeroteca, y les facilitaré algunos elementos para la reflexión: cuando era presidente el señor Torra, Podemos se apuntó al independentismo con su comprensión amable y sus simpatías, y argumentó que el indepedentismo era una ideología progresista. No observaron racismo ni xenofobia en una propuesta que pretendía poner una frontera para decir, luego, que los catalanes no bastante catalanes éramos extranjeros que deberíamos ser deportados. De algún modo misterioso, el racismo y la xenofobia son denunciables cuando proceden de un lado, pero no cuando proceden del otro y así vamos caminando, como el ciego que sigue al ciego, hacia el barranco autoritario, que es el barranco hacia el que todos quieren llevarnos.
Saps quina és la diferència, que la gent com Quim Torra o Sílvia Orriols, això s'ho creuen, mentre que VOX no. El seu, simplement, és oportunisme polític, i això els fa molt més perillosos.
ResponderEliminarPodria ser: potser Vox juga a discursos xenòfobs per pura estratègia mentre que Orriols o Torra creuen de veritat all`po que diuen. En qualsevol cas estem davant d'una onada autoritària i xenòfoba que ens durà al desastre,
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