Aquí me tienen, encaramado en el Pompidou y con la silueta muy leve del Montmartre al fondo. Es un verano de hace... Bueno, yo tenía 26 años y bastante más pelo que ahora. Sacaron la foto con la cámara Yashica comprada en una de aquéllas tiendas de la Barceloneta, en la calle de la Reina Isabel, por detrás del Restaurante 7 Portes, lleno de tienditas dudosas y trapicheo y quintos de cerveza tirados de precio. Ya no existe nada de todo aquello, destruido por el turismo de cruceros y aviones baratos que nos va devorando lentamente pero con seguridad. O velozmente, quizás, pero siempre con seguridad. En París había mucho turista y yo era uno de ellos. Aunque era un turista pobre que había ido en autocar a la ciudad de la luz y dormía en un albergue. A decir verdad, hay más luz en la Barceloneta que en París, pero unos crían fama y otros cardan la lana. En París era fácil ver tenderos y camareros un poco hartos de los turistas. Demasiada fama, demasiado cine, demasiado Truffaut, Goncourt, ...
Este es el diario de un catalán no nacionalista, lo que podríamos llamar, siguiendo a Habermas, un patriota constitucional, partidario de la igualdad en la diferencia.