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Mostrando entradas de febrero, 2023

SALTAR POR EL BALCÓN CATALÁN

Hay una novela de Jeffrey Eugenides titulada "Las vírgenes suicidas". Creo que la escribió en 2006. La leí hace unos cinco años, en un verano muy caluroso. Creo que hay una película de Sofía Coppola que versiona la novela inglesa. Me gustó la novela, esa reflexión cruda sobre el suicidio prematuro, cuando las ganas de morir son tan tempranas, cuando uno descubre muy pronto que la vida no es una fiesta ni un regalo de los dioses. De la cinta de Sofía destaco la banda sonora y alguna imagen. Creo que la mayoría de las religiones condenan el suicidio. En vez de reconocer el fracaso apabullante del dios de turno cuando un joven se suicida, el dios de turno lo condena. Pero la realidad es que las jóvenes se suicidan. Y saltan por el balcón, de dos en dos, como en Sallent, una población obrera y empobrecida de la Cataluña interior. Creo que de Sallent es oriunda Anna Gabriel, dirigente de la CUP que fue diputada regional pero hoy reside en Ginebra -y reside muy bien en Suiza, indif

YO NO FUI JUANA DE ARCO

Acabo de hacerme (previo pago escrupuloso, como los pobres) con H.P. Lovecraft. Cartas, I , publicado por Aristas Martínez en una edición casi de lujo. Y leo que este señor de Providence escribió, durante unos 20 años de su vida, alrededor de 75.000 cartas. Sin embargo, el autor es conocido por sus relatos y novelas breves, que en realidad forman el 1% del conjunto de su producción escrita. Me conmueven esas personas tan persistentes, tan obcecadas en una actividad, en un propósito. Más aún cuando el propósito es el literario, por ejemplo. Reconozco que estos son los héroes de mi altar privado, y vidas como las de H.P. son, para mi, las vidas de santos que tanto se admiraban en los tiempos oscuros. A veces, para consolarme, me digo: siendo yo hijo de obrero, y de obrero pobre, quizás no me quedaba otra opción que la de ser cobarde, ponerme a trabajar y rezar para lograr un sueldecito. No me merecía una vida bohemia y por si acaso ahí estaba mi padre, advirtiéndome: busca un trabajo dig

SOLO EL MÉDICO HERIDO

Solo el médico herido puede curar, dijo un gurú de la cosa metafísica. Es lo mismo que afirmar: solo el juez imputado puede juzgar. Algo no funciona en esa afirmación. Solo el diputado investigado puede investigar, diría Feijóo. Feijóo es muy burro y lo sabe todo el mundo, incluso los suyos. Las pseudociencias se parecen mucho a las religiones, y las religiones se parecen mucho a los nacionalismos. El nacionalismo de los gallegos es parecido al de los catalanes con cien años de distancia y cien años de burrez. Los nacionalismos se parecen todos. El nacionalismo afirma que la nación es la solución a los problemas. Por eso es idiota el pobre Feijóo. Sin embargo, Stevenson anticipó en "La isla del tesoro" que la piratería y el capitalismo coincidieron y son lo mismo: la codicia infinita del pirata Flint es la codicia de Goldman Sachs, el banquero judío, el contador de monedas. Contar monedas es de pobres, irse de vacaciones es de pobres, comprarse un BMW es de pobres. Contar mon

BAD PAINTING / (?)

¿Quién decide lo que es de buen gusto y lo que es de mal gusto?  A esa pregunta intenta responder la exposición Bad Painting que pueden visitar en la Fundación Vila Casas de Barcelona, y que les recomiendo encarecidamente Aunque odio los adverbios en -mente). Como en toda buena novela, la pregunta es la novela y la respuesta es la novela. En este caso, la pregunta y la respuesta son la exposición: usted deberá decidir si lo que ha visto es pintura buena o mala, hortera o sublime. Y deberán pensar si lo que han visto en las paredes existe o lo han soñado tras una fabada asturiana. Los autores de la exposición son dos, uno de los cuales es Carlos Pazos, artista muy relevante de la cosa del arte contemporáneo de nuestra latitudes. No les voy a revelar gran cosa: revelar mucho es de mal gusto. Pero creo que la visita es obligatoria, todo lo contrario que la exposición que coexiste con Bad Painting en la Casa Robert dedicada a los crímenes catalanes, que es de un nivel muy pero que muy bajo

CIRLOT, DEMASIADO PARA EL CUERPO CATALÁN

Recaí en Bronwyn , la exquisita edición de Juan Eduardo Cirlot que la editorial Siruela publicó en 2001. Libro raro donde los haya, curioso y para sibaritas mucho más que yo, que soy de leer cuentos de terror de la órbita de Lovecraft. Y libro indicado para halterófilos el de Siruela, puesto que pesa un quilo y medio. Juan Eduardo se fue al cine en una tarde de 1966, y allí tuvo una revelación. O una epifanía. O algo así. La película que vio es The War Lord, ( El señor de la guerra en los carteles de Barcelona), cinta dirigida por Franklin Schaffner en 1965 y protagonizada por Charlton Heston. Y por Rosemary Forsyth en el papel de Bronwyn. Una vez en casa, o quizás camino de ella, Juan Eduardo empezó a construir lo que es el mito central de su enorme obra literaria y uno de los fenómenos literarios más fascinantes sucedidos en esta Cataluña tristona y provinciana. Lo de Cirlot no me cabe en un articulillo. El primer libro de Juan Eduardo que mis ojos leyeron fue su Diccionario de símb

EL FIN DEL MUNDO EN UN INSTITUTO DE SECUNDARIA

Un ingeniero, metido a profesor de Instituto de secundaria, ha decidido dejar la docencia. Salió en los periódicos. La docencia fue, para él, el sueño de su vida profesional, y el sueño se hundió en la tiniebla. En las facultades de matemáticas de antes, un 40% de los estudiantes manifestaban querer ser profesores en el futuro. Hoy no lo quiere ni el 10%. Entre otras razones están la alta contratación y los altos sueldos que se paga a los matemáticos por trabajar en el mundo del big data y de la inteligencia artificial. Y, además, nadie quiere irse a un instituto de barrio para ser maltratado en las aulas, que es como se sintió el ingeniero que les contaba. El otro día estuve en una reunión comarcal de profesores de secundaria. Nos convocaron para proponernos un super plan, una novedosa novedad que se le ocurrió a un técnico del Departamento de Educación. El alto cargo que tuvo la ocurrencia cometió el error de juntar a 40 profesores de distintos centros (públicos) y estos, tras escuch

¡AY, EL AMOR...!

El señor Amoroso nació en Tarragona, el lugar por donde se infiltró la civilización en la piel de toro. Los viejos romanos ordenaron las piedras y las dispusieron en forma de anfiteatro o de acueducto, o las esculpieron para darles forma humana. Años más tarde y en el mismo lugar, el señor Amoroso sintió la punzada del amor por la patria en un instante de iluminación. Hizo lo que le pareció más acorde con el impulso erótico: se inscribió en Convergència Democràtica (de Cataluña, por supuesto). En las juventudes de la organización desarrolló también el amor por otros cachorros nacionalistas que ahora le han denunciado por acoso. Solo superan las barbaridades cometidas por el amor a Dios las cometidas por el amor a la patria. De modo que yo me pregunto: ¿no será el amor, el problema? Nota curiosa: el segundo apellido del señor Amoroso es Lerroux, apellido que el escribe Le-roux para darle más empaque y, sobretodo, para evitar el recuerdo de Alejandro Lerroux, famoso político populista es