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SALTAR POR EL BALCÓN CATALÁN

Hay una novela de Jeffrey Eugenides titulada "Las vírgenes suicidas". Creo que la escribió en 2006. La leí hace unos cinco años, en un verano muy caluroso.

Creo que hay una película de Sofía Coppola que versiona la novela inglesa. Me gustó la novela, esa reflexión cruda sobre el suicidio prematuro, cuando las ganas de morir son tan tempranas, cuando uno descubre muy pronto que la vida no es una fiesta ni un regalo de los dioses. De la cinta de Sofía destaco la banda sonora y alguna imagen.

Creo que la mayoría de las religiones condenan el suicidio. En vez de reconocer el fracaso apabullante del dios de turno cuando un joven se suicida, el dios de turno lo condena. Pero la realidad es que las jóvenes se suicidan. Y saltan por el balcón, de dos en dos, como en Sallent, una población obrera y empobrecida de la Cataluña interior.

Creo que de Sallent es oriunda Anna Gabriel, dirigente de la CUP que fue diputada regional pero hoy reside en Ginebra -y reside muy bien en Suiza, indiferente al suicidio de las dos gemelas argentinas que decidieron terminar su vida a los 12 años saltando por la verja del balcón de su piso. Final del poema. Punto y final en el verso del doceavo año. El instituto dijo que las dos gemelas no sufrían acoso y algo más tarde rectificaron. 

Algo funciona muy mal en Cataluña.

Algo va muy mal en Cataluña. ¿Tierra de acogida? ¿De veras es una tierra acogedora? Las dos vírgenes suicidas expresaron que se reían de su acento argentino. Y saltaron por el balcón, y las acogió la piedra de la calle cuando llegaron al suelo, duro y frío como el hielo antártico, el suelo catalán tan mortal como acogedor. No hay compasión en Cataluña. El frío del suelo. La dureza de ese suelo estricto.

Hay una herida en la tierra de Sallent. Hay una herida abierta en Cataluña.


Comentarios

  1. Todo es complicado, Lluis, muy complicado.
    Ya es complicado cambiar de país, de costumbres, de amigos, de comidas, incluso de paisaje.
    No voy hacer leña de esto, por respeto a los que estaban al lado de ellas, que alguno había.

    Ya es complejo ser emigrante en una gran ciudad, me imagino que serlo en un pueblo todavía lo ha de ser más.

    Es triste que ese pueblo quede marcado por esta historia, pero más triste, y ahora si he de decirlo, es que no haya salido el Conseller de Educació a aceptar el hecho consumado, hecho que ha corroborado los Mossos, que no es un invento de Madrid, que no es una fake de la caverna, que no es una difamación del ABC.

    Que nos lo tenemos que hacer mirar, ellos, els mandamasses, i nosaltres, els cuitatans, que hay que denunciar sin tener miedo. Que esto no se puede permitir.

    DEP

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