Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2021

GUERREROS DE LA LENGUA CATALANA

  Algo muy extraño sucede en Cataluña. Hay quienes se proclaman  guerreros de la lengua catalana  por el simple hecho de escribir en esa lengua. Sin embargo, esos guerreros de la lengua catalana escriben en un catalán miserable, empobrecido y lamentable: su catalán desconoce los principios más básicos de la sintaxis catalana. Quien se proclama guerrero de algo no dispone de armas pero sin embargo se presta a la batalla. La batalla ¿contra quién?. No tiene ni idea del uso de los pronombres catalanes, algo que cuesta un poco de aprender. Que se lo pregunten al pobre Ramón Cotarelo, al cual su admiración por la Cataluña de Puigdemont le sirvió de nada a la hora de escribir en la lengua del pastelero de Amer. Está sucediendo algo muy raro: los defensores de la lengua catalana, convertida en bandera nacionalista, maltratan la lengua de su  nación . Es un fenómeno observable y objetivo. Es un fenómeno observado en infinidad de ocasiones: los más altos defensores de la nación catalana y de su

"MENJAR OSTRONS ÉS FER PAÍS"

Anda que caminarás, me encontré de repente ante el rótulo de la foto. El lugar estaba desierto y parecía suplicar la tregua del tiempo y la ruina: abandonado y triste, el local a cien metros del rótulo era poco más que una barraca polvorienta de la cual se desprenden las tablas y se destiñen los colores, queriendo ser blanco hueso. En ese lugar el viento es constante, sostenido y malo. El aullido del viento y las voces sardónicas de las aves, ese silencio rumoroso del campo. Eso y la dejadez del sur catalán. En primer lugar pensé que el autor del rótulo era un tipo con sentido del humor, que la frase era un chascarrillo a costa de ciertos eslóganes nacionalistas que abundan en mi desdichado país, o quizás una burla cruel hacia la frase de aquel presidente regional que proclamó la ratafia fa país (la ratafía hace país). Sin embargo, algo me decía que no había ni pizca de humor en la inscripción: el nacionalismo carece de varias virtudes, y su primera carencia es el sentido del humor. N