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Mostrando entradas de marzo, 2024

MORIR DOS VECES

A las dos niñas de la foto pueden ponerles el nombre que más les guste. Podrían ser Carmen y Rosario, Dolores y Juana, Pilar y Milagros. Sin duda no se llamaban Jana ni Laia ni Ona ni Aina.  Un día, alguien las llevó al fotógrafo. Habían concertado la cita muchos día atrás y se prepararon para el momento. Las cosas se tomaban su tiempo y había que esperar. Les compraron ropa bonita y blanca, zapatos blancos, un lazo en el pelo de color blanco. El fotógrafo las puso ante un decorado que representa un jardín romántico, con un lago y nenúfares. Ambas llevan un colgante con una medallita. Hay un juego de simetrías y asimetrías entre las dos niñas y un ensayo de composición equilibrada. La pequeña apoya su bracito en un bastón. Puede que el brazo izquierdo de la mayo abrace la espalda de la pequeña, protegiéndola de algo que no aparece en la imagen y que se refleja en esos ojitos negros como dos aceitunas congeladas décadas atrás. Me sorprende el rostro de las niñas. Porque no sonríen. Mira

VUELVE EL HOMBRE

Lo dijo Salvador Espriu: a veces es necesario que un hombre muera por un pueblo, pero jamás que un pueblo muera por un hombre. Puigdemont no leyó a Espriu. La formación con la que se presenta a las elecciones (no se le puede llamar partido) lleva su nombre y el de Cataluña. No hay ideología, solo el hombre y la patria. ¿Para qué se necesita una ideología, teniendo a un hombre y a una patria? Las ideologías se han convertido en una molestia, en un engorro. El adjetivo ideológico es despectivo. Puigdemont ensancha los límites del populismo, sin vergüenzas ni tapujos. Pronto le saldrán imitaciones, y no sería nada raro ver la candidatura de su gemela, que podría llamarse Populares + Ayuso por España. Por ejemplo. La derecha catalana sigue innovando en su descenso hacia el vacío patriótico. Es un mundo sin reglas: el capricho del Caudillo es la ley. Puigdemont sigue encerrado en su castillo escribiendo listas de acólitos, personas sin experiencia política alguna, sin experiencia de gestión

Juanita en el balcón

Veo muchas mañanas a Juanita, fumando en su balcón. Es una mujer anciana, bata de cuadros y zapatillas de fieltro. Fuma en el balcón de una calle pobre. Juanita ha visto como cambia el barrio, como pasa de pobre a más pobre. Juanita, des de su balcón, ha visto como la tienda de ultramarinos de aquellos murcianos ahora la llevan dos chicos de Tánger que venden la fruta muy barata pese a la inflación y a la reduflación y a todas las demás camamas. A Juanita su marido la obligaba a fumar en el balcón. Su marido le decía que las mujeres decentes no fuman y que eso de fumar en el balcón tampoco está bien porqué todo el mundo te verá y sabrán que fumas, como las indecentes. El marido de Juanita murió hace años pero ella sale a fumar al balcón. Se pasa mucha horas en el balcón, porque a Juanita le gusta fumar y ver la calle. Su marido veía Tele 5 mientras ella fumaba y miraba la calle con esos cerezos bordes y las furgonetas blancas. La vida transcurre bajo los pies de Juanita, que fuma en su

CÁRCELES E INCOMPETENTES

La palabra "competencia" quizás se debería borrar del diccionario catalán, para prevenir disgustos. Una vez anulada la competencia, tambén quedará borrada la incompetencia, que de eso se trata.  El año empezó mal con la cosa de las competenecias básicas del alumnado catalán, que sacó muy mala nota y se puso a la cola de las comunidades de España. Luego vino el cabreo de los trabajadores de Renfe en Cataluña, muy preocupados por su cesión a la Generalitat. Esta cesión se hace en nombre del traspaso de competencias en materia ferroviaria. Y de incompetencias, por supuesto. Ahora el disgusto se instala en la cosa de las cárceles, tema peliagudo y desagradable donde los haya. Pero la Generalitat, erre que erre, exigía la competencia carcelaria. Perdón, quise decir de la gestión penitenciaria. La Consejería de Justicia lleva el asunto de los presos. Ya durante el final del procés, cuando los políticos presos estaban en Lledoners, se intuyó que había una cierta alegría, un cierto r

VOX EN TERRASSA

Se presentó la señora Alicia Tomás, concejal de Vox, en la puerta del colegio, acompañada de por lo menos un hombre, cámara en mano. Son las nueve de la mañana y las familias llevan a sus hijos. La señora concejal empieza su discurso, y la grabación recoge a esas familias y a sus retoños detrás de ella. Las palabras de la concejal aluden directamente a esa gente que, en su opinión, se llevan todas las ayudas públicas. Se refiere a los pobres de religión musulmana. Ella y su partido se presentan como la última muralla ante lo que no nombra, y que es la teoría de la gran sustitución. Los penúltimos no quieren a los últimos, dijo Henry-Lévi. Desconozco el dato, pero es posible que Alicia descienda de emigrantes. Lo vimos durante el procés independentista, fenómeno supremacista del cual Vox parece un epígono, una prolongación que usa los mismos métodos, los mismos miedos, las mismas estrategias de confrontación para crear un escenario de pobres contra pobres, para dirigir el malestar hacia

LOS CREYENTES

Uno daba por hecho que habíamos llegado a la era de la racionalidad, la Ilustración y el pensamiento crítico. O científico, y que en sus parámetros pensamos: hipótesis, comprobación, etc. Aunque algo del pensamiento científico nos haga temer que la ciencia puede ser tratada como una religión (la verdad, ay, la verdad...), uno pensaba que el tiempo de la magia y la religión estaba muy superado. Uno también piensa que la gente prefiere lo racional a lo emocional cuando busca la mejor opción, y eso ya sabemos que es falso. Seguimos siendo el mamífero peludo y crédulo. Y supersticioso. ¿Acaso usted sabe todo lo que sucede para que, cuando pulsa el interruptor, se encienda la luz? Cuando uno no lo entiende, sitúa este fenómeno en el terreno mágico y se queda tan ancho: algo o alguien hace que se haga la luz. El retroceso del cristianismo en Europa permitió el progreso de las ciencias, y a día de hoy nadie apostaría por volver al horror oscurantista. Aunque hayamos pagado un precio (quizás)