Ir al contenido principal

VUELVE EL HOMBRE

Lo dijo Salvador Espriu: a veces es necesario que un hombre muera por un pueblo, pero jamás que un pueblo muera por un hombre. Puigdemont no leyó a Espriu. La formación con la que se presenta a las elecciones (no se le puede llamar partido) lleva su nombre y el de Cataluña. No hay ideología, solo el hombre y la patria. ¿Para qué se necesita una ideología, teniendo a un hombre y a una patria? Las ideologías se han convertido en una molestia, en un engorro. El adjetivo ideológico es despectivo.

Puigdemont ensancha los límites del populismo, sin vergüenzas ni tapujos. Pronto le saldrán imitaciones, y no sería nada raro ver la candidatura de su gemela, que podría llamarse Populares + Ayuso por España. Por ejemplo. La derecha catalana sigue innovando en su descenso hacia el vacío patriótico. Es un mundo sin reglas: el capricho del Caudillo es la ley. Puigdemont sigue encerrado en su castillo escribiendo listas de acólitos, personas sin experiencia política alguna, sin experiencia de gestión. Activistas de distintas índoles que le deberán el favor. Si el actual gobierno de ERC ya acusa la falta de cuadros eficientes (fíjense en educación, sequía, prisiones y etc) imagínense ustedes lo que sucedería con un gobierno de activistas dispuestos a lo que sea y que se encuentran con millones de euros para gestionar la cosa pública.

Aquí está lo más grave de la propuesta del hombre que quiere volver de Waterloo: que su única misión, en el caso poco probable de ganar las elecciones regionales, no es otra que gestionar el dinero público para conseguir el mayor bienestar posible para la mayor parte de la ciudadanía posible. Nada de eso está en su programa, si acaso hay programa más allá de reeditar antiguas hazañas que ya se demostraron calamitosas para el bien común.

Dicen los expertos y las encuestas que Puigdemont podría quedar segundo tercero en las elecciones. Es un descanso saber que no pude ganar, pero a la vez sorprende (y deprime) pensar que alguien le puede votar todavía: un solo voto para Puigdemont ya me parecería un exceso, un mal síntoma de la salud política catalana. Algo se estropeó hace mucho tiempo y el mal no es de ayer, ni de 2017. Es un mal antiguo azuzado periódicamente por la derecha nacionalista, ansiosa de poder y de privilegios. Esa derecha (independentista de repente) que Podemos confundió con un movimiento progresista, en un alarde de miseria argumental que todavía me tiene atónito.

En tiempos de ciencia, de desarrollo tecnológico acelerado y de debate sobre la inteligencia artificial, la racionalidad salta por la ventana, como en una reacción emocional pueril. Vuelve el hombre con sus gestos y sus banderas, con las supercherías sobre un pasado ficticio, su verborrea en el límite del delirio. Miterrand dijo que el nacionalismo es la muerte, y el nacionalismo de Puigdemont quizás solo sea una muerte pequeña, metafórica. Muera la inteligencia, dijo Millán Astray para responder a Unamuno. Y Puigdemont recoge, cosecha antiguas ideas llenas de testosterona y desfachatez. Ideas que vuelven tras una breve siesta.

El país, el país. Las fronteras, la identidad, los privilegios por haber nacido aquí: el pensamiento mágico e irracional está de moda, y esa es una moda que avanza por el mundo, rugiendo des de la noche intemporal, como Godzilla. No es de extrañar que se acabe de producir una nueva película sobre el monstruo antediluviano. No corren buenos tiempos para la razón y por eso vuelve el hombre que ruge viejas consignas simples. La cartelera anda llena de superhéroes dispuestos a salvar a la humanidad con porrazos y poderes mágicos.

Comentarios

  1. Mira, Lluis, yo empiezo a ser viejo, y se más por viejo que por lo demás. Cuando un tipo, se presenta con su apellido a que se le vote ¿a qué te recuerda?, pues si, a Perón.
    Me hace recordar el cambio de partido Justicialista a partido Peronista.
    Y eso es mala cosa, porque ahora el partido, Junts, adquiere un carácter personalista, digno de un autócrata, no apto para demócratas.
    Que Junts sepa que ha muerto como representante de los que votaban a ese partido.
    Salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La democracia no le ha interesado mucho a Puigdemont. Su ascenso como líder en Girona estuvo marcado por sucesos extraños, llegó a presidente regional con un giro estrambótico y luego ha manejado el partido como un autócrata.

      Eliminar
  2. Fino olfato político el tuyo ,algo que no poseo por desinterés, pero llego a que vamos al culto al lider,en todos los frentes.Se acabo el programa,el sentido práctico.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor del asunto es que él, como persona, es un hombre mediocre.

      Eliminar
  3. Es un mediocre que triunfa entre mediocres y oportunistas. No existe en Puigdemont y su tribu nada que aspire a beneficiar la vida pública, el objetivo es mantenerse en la fiesta y que sigan pagando otros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las personas que le acompañarán en su lista son igualmente personas cuyo denominador común es la mediocridad y la obsesión, y posiblemente el deseo de vivir mejor a costa del presupuesto público. Personas que le deberán el favor al líder, tal como el agraciado le debe un favor a don Corleone.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

40 AÑOS NO SON NADA

40 años atrás, en la facultad, éramos idealistas y leíamos a Paulo Freire. Y estábamos convencidos de que la educación, si no cambia al mundo, sí cambia a las personas que cambiarán el mundo. En la facultad nadie se planteaba si este trabajo nos iba a hacer ricos, si se pagaba bien al docente, si las condiciones eran buenas. Creíamos en el poder de la educación y eso nos bastaba. Íbamos a dejar un mundo mejor que aquel que nos legaron. Algunos incluso pensaban que nuestra promoción derribaría el aparato escolar entendido como uno de los aparatos del estado destinado al control y a la represión. Después de nosotros, nos decíamos, la escuela ya no perpetuará jamás las clases sociales y será el motor del cambio. Luego, con los años, algunos se fueron situando en el sistema y otros se esfumaron, atraídos por las empresas, la política o la vida bohemia. Jamás pude decidir quien obró mejor. Algunos tardamos más o menos tiempo en entrar, pero la mayoría estamos todavía en las aulas y algunos

EL PROCÉS HO VA ESPATLLAR TOT

Escola d'un perifèria molt perifèrica, allà on la ciutat perd el nom i esdevé camp de runes i matoll sense botànica. Siluetes de polígons industrials, el so llunyà dels camions que venen d'Eslovènia i van a Polònia, alguns del quals encara lluen dibuixos metàl·lics de valquíries i amazones nues fets amb un antic aerògraf. No és fàcil descobrir el grup de cases que anomenen "el barri", en un pedent geperut més enllà de les naus industrials. És un grup de blocs de tres o quatre plantes, construït de pressa i corrents a finals dels setanta, tot i que les darreres construccions no tenen més de vint anys, aquells anys en què la construcció era l'esport nacional i havia consens: qualsevol pot fer-se ric si compra i després lloga, si compra i després ven. A l'escola que hi ha al capdavall del barri no hi ha més de cent alumnes, però s'hi compten més de trenta nacionalitats. Divideixo els alumnes en grups de quatre per fer una activitat de llengua catalana i me n&

LA PLURALITAT CATALANA SEGONS PUIGDEMONT

El senyor Puigdemont es queixa. Segons ell, el govern actual no reflecteix la pluralitat catalana. Puigdemont es queixa de què el govern regional, la Diputació de Barcelona, l'ajuntament de Barcelona i molts serveis comarcals estiguin en mans del PSC. Al senyor Puigdemont no se li han posat bé les urnes i el molesta que el PSC gestioni tant de pressupost. Al capdavall això sempre ha estat una qüestió de calers i de res més que de calers. El nacionalisme es mesura per euros i per càrrecs, que son euros. La menció a la pluralitat de la ciutadania de Catalunya és entendridora. Quina pluralitat van tenir en compte els governs secessionistes dels darrers deu anys? Quan i com van tenir en compte que Catalunya és plural i que l'independentisme només representava una part del cens? Quan admetrà que el seu temps ha caducat? Els anys del procés han fet un dibuix abstracte de la ciutadania, segons el qual només importava la independència, la solució meravellosa per a tots els mals. Però a