La palabra "competencia" quizás se debería borrar del diccionario catalán, para prevenir disgustos. Una vez anulada la competencia, tambén quedará borrada la incompetencia, que de eso se trata. El año empezó mal con la cosa de las competenecias básicas del alumnado catalán, que sacó muy mala nota y se puso a la cola de las comunidades de España. Luego vino el cabreo de los trabajadores de Renfe en Cataluña, muy preocupados por su cesión a la Generalitat. Esta cesión se hace en nombre del traspaso de competencias en materia ferroviaria. Y de incompetencias, por supuesto. Ahora el disgusto se instala en la cosa de las cárceles, tema peliagudo y desagradable donde los haya. Pero la Generalitat, erre que erre, exigía la competencia carcelaria. Perdón, quise decir de la gestión penitenciaria. La Consejería de Justicia lleva el asunto de los presos. Ya durante el final del procés, cuando los políticos presos estaban en Lledoners, se intuyó que había una cierta alegría, un cierto r
Se presentó la señora Alicia Tomás, concejal de Vox, en la puerta del colegio, acompañada de por lo menos un hombre, cámara en mano. Son las nueve de la mañana y las familias llevan a sus hijos. La señora concejal empieza su discurso, y la grabación recoge a esas familias y a sus retoños detrás de ella. Las palabras de la concejal aluden directamente a esa gente que, en su opinión, se llevan todas las ayudas públicas. Se refiere a los pobres de religión musulmana. Ella y su partido se presentan como la última muralla ante lo que no nombra, y que es la teoría de la gran sustitución. Los penúltimos no quieren a los últimos, dijo Henry-Lévi. Desconozco el dato, pero es posible que Alicia descienda de emigrantes. Lo vimos durante el procés independentista, fenómeno supremacista del cual Vox parece un epígono, una prolongación que usa los mismos métodos, los mismos miedos, las mismas estrategias de confrontación para crear un escenario de pobres contra pobres, para dirigir el malestar hacia