Hice el esfuerzo de escuchar algunas canciones de Bad Gyal, una cantante catalana que, por lo visto, está más o menos de moda entre ciertos círculos de la música "urbana" (rural no lo es, sin duda). La curiosidad me vino tras saber que su padre es el señor Eduard Farelo, un actor que recuerdo de cuando todavía miraba Tv3 y que solía estar en todos los culebrones de la cadena. Creo que Farelo se dedica al doblaje.
La música que hace Bad Gyal me resulta incomprensible y solo me permite pensar en que estoy envejeciendo. No comprendo sus letras y, lo poco que me es dado a entender me parece triste, facilón y zafio, sin interés artístico alguno. Quizás es la versión contemporánea de aquel "épater les bourgeois" de antaño, o quizás tan solo quiere escandalizar un poco a su padre, tomándolo por el representante de una generación. Bad Gyal usa un español latino que suena algo impostado para hablar, más que nada, de sexo. Que conste que no soy un moralizador y que lo que haga cada uno con su sexo me importa un pimiento. Si a día de hoy alguien todavía se escandaliza por la hipersexualización de muchas cantantes va apañado, pues es lo que se lleva y ellas lo llaman "empoderamiento". El "empoderamiento" es eso que nosotros, cuando éramos medio jóvenes, llamábamos "reivindicación" y hacíamos con pancartas, actitudes y vestuario. Lo mismo, pero ahora en versión comercial: la chica Farelo también diseña y vende ropa para mujeres empoderadas.
Sinceramente les diré: musicalmente me parece una nulidad absoluta, aunque me temo que Bad Gyal no pretender aportarle nada a la música y se conforma con los royalties, la fama y esas cosas. Y es justamente cuando digo eso (que musicalmente me parece nula), cuando me doy cuenta de que me he hecho mayor irremisiblemente. Me acuerdo de las muecas de disgusto de mi madre ante el rock sinfónico que yo escuchaba de joven, y el mohín de perplejidad que ponía viendo las portadas de David Bowie que yo adoraba. Estoy ya en aquel lugar en el que mi madre desdeñaba esas cosas modernas?
Debo precisar: aunque sigo creyendo en Beethoven, no por eso me he desentendido de la música actual y sigo a varios artistas del clásico contemporáneo, de la electrónica y del jazz. Y sigo atento a las nuevas formas y nuevas voces del flamenco, que me tiene el corazón secuestrado. Es decir, que lo mío no es el rechazo a todo lo que sucede después de Shostakóvich, pero les reconozco que Bad Gyal solo consigue que me sienta muy mayor y que reflexione sobre la sabiduría de la naturaleza, que nos va relevando en el camino, dulcemente pero sin piedad. Un día de esos saldrá por las pantallas lo de Eurovisión, otro escaparate de empoderamientos con ropa escasa y movimientos sexualizados. Unos movimientos, que lamento decirlo, ya practicaba Josephine Baker y entonces sí escandalizaba. Josephine nació en 1906.
Una última reflexión sobre la Bad Gyal, que más que reflexión son preguntas: los medios patriotas ¿la consideran catalana? ¿Aparece en los registros y las críticas de la prensa musical catalanista? ¿Programan sus canciones en los medios de difusión de la cosa pública catalana? ¿O esos medios siguen creyendo que solo es catalana la musiquilla que hacen "Els Catarres", "Oques grasses" y ese tipo de grupitos aburridos y estirados? ¿La Plataforma per la Llengua la ha inscrito en alguna lista de malas catalanas a las que se debe reprender, como a las niñas que no hablan catalán en el patio del cole?
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