Se presentó la señora Alicia Tomás, concejal de Vox, en la puerta del colegio, acompañada de por lo menos un hombre, cámara en mano. Son las nueve de la mañana y las familias llevan a sus hijos. La señora concejal empieza su discurso, y la grabación recoge a esas familias y a sus retoños detrás de ella. Las palabras de la concejal aluden directamente a esa gente que, en su opinión, se llevan todas las ayudas públicas. Se refiere a los pobres de religión musulmana. Ella y su partido se presentan como la última muralla ante lo que no nombra, y que es la teoría de la gran sustitución.
Los penúltimos no quieren a los últimos, dijo Henry-Lévi. Desconozco el dato, pero es posible que Alicia descienda de emigrantes. Lo vimos durante el procés independentista, fenómeno supremacista del cual Vox parece un epígono, una prolongación que usa los mismos métodos, los mismos miedos, las mismas estrategias de confrontación para crear un escenario de pobres contra pobres, para dirigir el malestar hacia donde conviene.
El video de Vox Terrassa es muy breve pero está magnícamente editado para crear un relato de agresión. Uno de los padres del colegio, que lleva a su hija de la mano, increpa a la concejal para decirle que no puede gravar a menores, pero la edición del video lo presenta como un agresor masculino contra una mujer. Es ella misma quien grita "respete a una mujer". Cuando conviene, Vox es feminista. El populismo no conoce fronteras morales. Vox es el partido que, en Valencia se ausenta de los actos feministas del 8M y se pone a cantar Viva España. ¿A qué España rancia y casposa le cantan?
Miro los comentarios del video, que son lo que realmente me preocupa: esa gente sabe mucho sobre agitación social. Los comentarios son abrumadores, testosterónicos, agresivos. Presentan a una sociedad harta y en el límite, que aplaude con ganas el fin de la tolerancia y la rotura de la convivencia. Es una llamada a la tensión. Desean la guerra, esa guerra entre pobres de barrio pobre que los señoritos contemplarán des de las atalayas de sus chalés y sus haciendas.
Los maestros y las maestras de la escuela dedican muchas horas de su labor a construir convivencia, esperanza y cohesión, diálogo. Este laborioso ejercicio se puede arruinar con un minuto escaso de vídeo y además sale gratis. Y da frutos, unos frutos rechonchos y jugosos que podrían ser votos, aunque Vox no solo quiere votos. Quiere malestar, río revuelto. Cuanto peor, mejor. El patriotismo de Vox quiere una patria violenta, la construcción de una identidad nacionalista edificada sobre el "que se jodan los más pobres" porque yo estaba antes aquí y esto es mío.
Puede que el mundo avance, cegado, hacia un paisaje de violencia, la victoria del fuerte. Mientras eso no suceda, la señora Tomás debe saber que en las aulas seguiremos trabajando cada día, cada hora, cada instante para crear diálogo y democracia: igualdad, libertad, fraternidad.
Son mala gente, Lluís, mala gente.
ResponderEliminarEllos, lo has dicho tú, y muy bien dicho, no quieren votos, quieren malestar.
Un abrazo
Són gentussa, però saben el que es fan, el que els fa encara pitjors.
ResponderEliminarSalut.
Ahora mismo ,
ResponderEliminarel único que
crea malestar,
es Sánchez ,
cometiendo
los desmánes
que comete,
es que el
atentado en
Las ramblas
está olvidado?
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ResponderEliminarhttps://www.eldiario.es/cultura/experimento-cueva-ladrones-enfada-politica_129_10910557.html
ResponderEliminarAdjunto enlace de algo que me ha parecido interesante. La racionalidad por encima de la falta de argumentos, de la visceralidad y de la descalificación gratuita que usan algunos.
?Hay alguien en Cataluña,que no sea de origen de migración?.Esta señora,lo que la mueve es la discriminación racial,por la religión, no se da cuenta que rezan al único y verdadero Dios,que incluso las dos religiones la cristiana y musulmana tienen cosas en común, como los profetas,es una inculta y peligrosa,porque mueve al odio.
ResponderEliminarSaludos