Ir al contenido principal

PARÁBOLA DE LA UTOPÍA


Todo el mundo debe de haber soñado, alguna vez, en una utopía, en un paraíso imaginario: en mis tiempos mozos estaban de moda las fantasías anarcorevolucionarias y los paraísos químicos del LSD. Hace pocos años, un arrebato colectivo empujó a muchos catalanes a creer, firmemente, en un país idílico. En vez de tomarse un LSD, se tomaron un chupito de Ratafía. Luego vino el disgusto. Los ricos no se andan con sueños y se compran islas para construir allí, mediante pago, su idea de la felicidad. Suele terminar mal. Ahí están las islas de Geoffrey Epstein o de Marlon Brando. Parece una maldición bíblica. Quizás se debe buscar la felicidad (si es que eso existe) por otros caminos.

En el siglo XIX las utopías estaban muy en boga. Casi cada revolución empezaba con un sueño y terminaba con una pesadilla.

Un tal Eugène Cabet escribió su fantasía, Voyage en Icarie. Y algo más tarde, un grupo de catalanes fletó un barco, se subieron con lo puesto y se dispusieron a construir la Icaria de Cabet en un terreno muy barato que alguien les vendió, en los humedales de Luisiana. Los mosquitos, los caimanes y los nativos dieron cuenta de los idealistas, que murieron en los pantanos.

Sin embargo, los ideales nos siguen llevando, en el duermevela, por la senda de las bellas ilusiones colectivas. Y siempre hay uno que, como el que les vendió los terrenos pantanosos y mortales a los idealistas discípulos de Cabet, se huele el negocio.

Y luego están los paraísos individuales, mucho más escuetos que una isla para los pocos elegidos y muy apropiados para este siglo XXI. Los libros de autoayuda (sane su vida en 5 minutos) están en los anaqueles a pesar de su mala fama, y hay una variada oferta de terapeutas que prometen la felicidad tras unas sesiones. Por fin hay un paraíso turco para los calvos, quince días en Estambul tratados a cuerpo de rey y volver con una envidiable pelambrera en la cabezota. 

En esto andaba yo pensando cuando asistí a una charla sobre un método pedagógico maravilloso que aumenta los resultados académicos, mejora la convivencia y augura un porvenir de ascenso social evidente. Se aportan datos científicos (hoy en día se deben aportar números para ser creíble), y se muestra el aval de varias universidades de gran prestigio. Todo parece maravilloso, y la persona que da la charla, muy bien vestida y con complementos caros, transmite su ilusión.

Tras la sesión, algunos se van a tomar algo en el bar de la esquina y allí todo el mundo se relaja. En algún momento, ya noche cerrada, alguien se desinhibe y le pregunta a la conferenciante:

-Y tu ¿llevas a tus hijos a una escuela de esas?

-¡Noooo...! -sonríe ella- Yo los llevo a los salesianos. Con los hijos no se juega.

Comentarios

  1. córdoba acoge al festival Eutopia,no sé si este año será igual.La ciudad se viste apropiadamente,para acoger a este colectivo,charlas,encuentros,pinturas.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Te has dejado el Viaje a la Icaria, de Narcís Monturiol.
    Bueno, hemos de decir que las universidades públicas han bajado el listón de la nota de corte, en general.
    Entrar a Químicas en la UB (10´67) era un punto por debajo que hacerlo en el Químico de Sarrià.
    No puedo decir mucho más, pero las empresas buscan siempre en el curriculun la notoriedad de la enseñanza, aunque corran el riesgo de equivocarse.
    estoy desligado de lo que sucede en a actualidad.
    Salut

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

FUERA SUDACAS

La Asociación de Escritores en Lengua Catalana (AELC) no quiere escritores sudacas en Cataluña. La AELC ha protestado vivamente ante la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona, que promueve una beca de 80.000 euritos para la residencia anual de escritores de Hispanoamérica en Barcelona. Se sienten ofendidos aunque, según los datos que ellos mismos facilitan en su portal de transparencia, la AELC ha percibido subvenciones por un importe de 450.000 eurazos, que no está nada mal. La Asociación ha redactado una queja (por algo son escritores y de pluma fácil) en la que exponen su ofensa por la discriminación de la lengua catalana y, además, por las lenguas mesoamericanas que no son el español. El escrito tiene el habitual tono victimista y pasivo agresivo tan común en el nacionalismo. Ya se sabe que los nacionalistas de aquí son muy solidarios con las lengua minoritarias del mundo aunque a ellos les gustaría que la castellana fuese minoritaria en Cataluña para poderla  desterrar defin...

EL BARÇA ES UN FRAUDE

Tardísimo y mal, ha empezado el juicio al clan de los Pujol. La justicia se ha quitado las pilas ante ese caso, del mismo modo que se las puso -aunque quizás algo torcidas- para procesar al fiscal que no les gusta. Entre las razones que explican la tardanza en el caso Pujol, está el larguísimo silencio de la prensa durante los muchos años de abusos, estafas, mordidas y degradación moral de la política catalana. El silencio cómplice -o culpable- de la prensa permitió no solo la duración del delito sino también su profundidad. Los Pujol, como el Monasterio de Montserrat o la mismísima Moreneta, eran intocables y esa intocabilidad significaba no decir nada de ellos. Los pocos periodistas que lo intentaron -que se lo pregunten a los redactores de "El Triangle"- tuvieron que vérselas no solo con infinitas demandas de parte del clan si no con su invisibilización, desprecio y ninguneo por parte del resto de los agentes periodísticos. La conocida y siempre eficaz omertá . Tras este l...

TOROS Y FLAMENCO

Dice el Emérito que no le gusta el término Emérito, y que se deberían buscar otro. Son las cosas de la sangre azul: a caprichos no les gana nadie. Mientras voy pensando en otras esdrújulas que le puedan definir, descubro que ha contado, en una cadena de la TV francesa, que lo que más echa de menos de España son los toros y el flamenco. Y olé. Quizás no se pueda ser más rancio ni más tópico (rancio es llana, pero tópico sí es esdrújula). Quizás nadie trabaja, en España, con más ahínco por la república (¡esdrújula!) que el emigrante que también se queja de no cobrar una pensión sin caer en la cuenta de que para ello es necesario cotizar. Es difícil encontrar motivos mejores para promover la tercera república que ese triste personaje, residente en un siniestro país árabe, y su historia. He visto algunas escenas de la lúgubre entrevista francesa. Lo que primero se me vino a la mente es lo mucho que se parece al Carlos IV de España, el apodado "el Cazador" (curiosamente). Recordé ...