Un prado de hierba verde: visto a cierta distancia es un lugar ameno, y uno se imagina casi flotando encima de él, tumbado en el verdor fresco como un colchón natural en donde dormiremos una siesta memorable. Luego, cuando te dispones a tumbarte y lo ves más de cerca, aparecen algunos pinchos hirientes, bichitos corriendo arriba y abajo, una boñiga seca. Así parece comportarse la realidad siempre y en todas partes, y cuando uno la observa a través del microscopio no ve mucha belleza en las bacterias y los parásitos que se alojan en nuestro interior. Júpiter es bellísimo, pero nadie querría poner sus pies en ese planeta de colorines.
La realidad no es bella y el secreto está en el pacto con ella.
Las organizaciones no escapan a este patrón: exhiben sus bellos ideales a lo lejos, con buenas y bonitas palabras, con eslóganes rimbombantes y principios a los que nadie puede resistirse: igualdad, o libertad. Esos son los dos polos. Luego está el trato que se le da a lo común, a lo público. Vistos más de cerca, cuando uno descubre a los moradores de la sede, se da cuenta de que no parecen gente de fiar, como es el caso del señor Koldo. No está bien juzgar por la apariencia, pero la apariencia dice algo de la persona y la naturaleza nos dio intuición.
Hay un tipo de persona a la que siempre me la he imaginado capaz de militar en cualquier partido. Quizás por culpa de los trajes y las corbatas, que tanto unifican a la clase política. He visto a diputados del PP que podrían estar en el PSOE y a diputados del PSOE que podrían militar en el PP, y uno piensa que se ofrecieron al mejor postor, y que ese era todo su ideario político. O que tenían un amigo allí que le dijo: vente p'acá que te voy a colocar. Dicen que los jóvenes Miquel Roca Junyent y Narcís Serra, buenos amigos y vecinos y emparentados se jugaron a los chinos cual de los dos se afiliaba a Convergència y cual al PSC. A Serra le tocó PSC y llegó a ministro de Defensa, casi ná.
Así, cuando un diputado del PP acusa gravemente a la organización oponente por corrupción e inmoralidad me entra un ataque de nervios, o de risa, o de pena. Cuestionar la bondad de un partido con ensañamiento es cuestionar la bondad del sistema, y los sistemas no son eternos ni cayeron del cielo. La democracia llegó tarde a España, y llegó con sangre. Y luego hubo más sangre. Y para restituirla hubo que hacer tremendos esfuerzos. Sembrar desconfianza con palabras gordas es remover las aguas y prepara la tierra para el terremoto. Uno agita las llamas sin tener ni idea del alcance del incendio, con ingenuidad pueril.
Ándense con cuidado, porque detrás de las acusaciones hay un ataque mal disimulado al propio sistema, y un deseo oculto de segarle la hierba bajo los pies (esa hierba que parece bonita vista de lejos). A la democracia se la debe tratar con mimos, arrullarla y cuidarla. De lo contrario nos podemos encontrar una mañana que se ha ido sin despedirse, sin dejar una nota en la nevera. Y que ahora lo que manda es otra cosa más bestia y más primitiva, con menos escrúpulos, ese deseo de autoridad, de poder y de sumisión que está en el corazón de la humanidad al lado de los bellos ideales.
Sobre el mundo entero planea la gran ave de presa, la fuerte, la despiadada. Y muchos levantan con timidez la mirada y la miran, y muchos desean que vuelvan los tiempos de los jefes, de los caudillos, de los señores, de los maridos autoritarios que ponen orden y no les tiembla el pulso.
Muy bueno, joder, muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por el elogio, pero la verdad es que me preocupa el tema. Es la democracia lo que peligra, no un gobierno.
EliminarCompletamente de acuerdo.
ResponderEliminarCon tu permiso colgaré mañana
está entrada en Tot, creo que está muy bien explicado lo que se nos viene encima.
Un abrazo
Empecemos por saludar:
ResponderEliminar—Saludos, Luis, un placer.
Llego catapultado desde Tot Barcelona. Y es tan poco común que alguien hable bien, públicamente, de los demás, que sin duda motiva a escucharlo. Por eso estoy aquí.
Pienso que sí; q
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...que sí, que la democracia está, como mínimo, «gastada» y en peligro. No sé si será suficiente, como diría un mecánico, con rectificar el pistón. Quizás aquello del gobierno del pueblo haya pasado a ser un chiste y necesitemos otra nueva idea, otro modo de funcionar.
ResponderEliminarDisculpas, no sé por qué el comentario ha salido cortado y duplicado en la primera parte. Lo he borrado.
ResponderEliminarEm trec la boina davant aquest article, dic boina perquè no tothom pot treure's el barret.
ResponderEliminarSalut
Intraradice
ResponderEliminarEl análisis sobre la realidad de las organizaciones es fascinante. De forma similar, Intraradice trabaja con principios sólidos como la sostenibilidad. Sus productos de micorrizas y bioestimulantes mejoran el suelo, haciendo más real la salud ambiental.