Ir al contenido principal

NIHIL


Alguien dijo que una guerra es el fenómeno en el que dos viejos que se conocen y se odian mandan a morir a jóvenes que no se conocen ni se odian para defender los intereses de los viejos. Aunque se puede construir el odio entre los jóvenes, y para ello están los medios, los aparatos propagandísticos, las redes sociales. Una constelación de odio al servicio de la causa: el otro es una bestia, un ignorante, un ser inferior sucio pobre y malo, primitivo. El otro vive de forma ilegítima y consume tu aire. Cree en dioses falsos, tiene valores erróneos. El otro es una amenaza para tu bienestar. Solo tienes que darle un like al odio: alguien sumará los likes y sabrá que su guerra es justa, que los muertos eran justificables.

El señor Netanyahu, atrapado en su laberinto de corrupción, necesitaba algo de odio para mantenerse en el poder, y los cohetes de Hamás acudieron en su ayuda. Han muerto ya más de tres mil (jóvenes y niños y niñas y mujeres) y morirán muchas más, mientras resuenan aplausos lejanos, fascinados por el fuego, atrapados por el fuego en las pantallas. El apocalipsis de los demás es algo que se puede consumir entre anuncios de productos baratos, en la pausa del partido de fútbol. La civilización es un espejismo adornado con instituciones muy serias, sofisticados aparatos tecnológicos. El traje y la corbata y ese rostro serio, circunspecto, disfrazan el horror y disimulan el deseo de la nada.

A veces resulta difícil definir qué cosa mantiene a la sociedad razonablemente ordenada, con personas que van a trabajar puntuales y procuran portarse bien, yendo a conciertos, pagando en la caja del supermercado, parándose en el semáforo en rojo, cediéndole el asiento del autobús a la anciana. Todo se desmorona en un instante de odio, en un chispazo de ira, cuando el mismo que se ha levantado en el autobús escribe, luego solo en su casa, que los charnegos deberían marcharse de Cataluña y que vinieron para colonizar el país milenario. Nosotros estábamos aquí primero, la tierra nos pertenece y por eso estamos autorizados a exterminar. La civilización se construyó con la guerra. La muerte es el origen de la vida. Vinimos de la nada y a ella queremos volver cuanto antes. La cultura es la pólvora, nuestra patria vive cuando muere el otro, nuestro idioma mejora cuando se insulta mejor, con más ahínco y mejor ingenio. Uno de los abajofirmantes del Manifiesto Koiné publicó "100 insults imprescindibles", para difundir el arte del insulto autóctono. Un hito de la cultura catalana en su carrera por ser universal y atractiva, por ser integradora y simpática.

No existen países sin fronteras, dijo Donald Trump, un país sin fronteras no es un país. Un país lo definen los búnkeres en sus límites y toda nación es expansionista, toda nación quiere levantar búnkeres un poco más allá y luego un poco más. Mientras en una parte explotan las bombas, en otro hay cola para ver una ópera de Mozart. En las elecciones de Polonia ganarán los ultranacionalistas y en Cataluña los ultranacionalistas hablan como si representaran a la ciudadanía entera. A veces parece que el mundo ha decidido arrancarse la máscara y mostrar el rostro del odio, que es su mayor creación.

Si algún día colonizamos Marte, exportaremos el odio a otro planeta. Ampliaremos la civilización con bombas sobre la tierra yerma.




Comentarios

  1. Exacto: todo nacionalismo aspira a a tener un estado y un ejército y unas fronteras. Y a matar al que se lo cuestione. Y a expandir su nación: el nacionalismo catalán quiere Valencia y Baleares. El vasco, Navarra e "Iparralde". El nacionalismo es una prueba de lo poco civilizados que somos. Lo de Rahola es otro asunto: que ella piense que el modelo para Cataluña es el israelí demuestra su miseria intelectual.

    ResponderEliminar
  2. Y el hipernacionalismo español ad hoc quiere una grande libre como en sus tiempos más cutres, no olvidarnos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MENORES EN CAMISA DE ONCE VARAS

¡Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000! Casi tanto como tocar el tema de los menores inmigrados sin caer en pozos ponzoñosos. Casi tanto como plantear que el movimiento queer es la mayor agresión contra el feminismo, diga lo que diga la señora Irene Montero. Nos ha tocado vivir en un mundo complejo en el que hay que medir las palabras si no se quiere caer en la ofensa, el delito de odio o lo que antes llamaban herejía. Cabe preguntarse si la Santa Inquisición no se ha reencarnado. Incluso en ambientes más o menos de izquierdas se dice, pero bajito, que quizás esos menores no lo son tanto, que traen problemas de convivencia, que cada uno se lleva 3000 euros mensuales de los fondos públicos. Se dice, pero muy bajito y previa mirada temerosa alrededor, no vaya a ser que me oiga quien no debe. Educadores de centros de menores susurran que trabajar en estos centros es muy complicado, que abundan las agresiones verbales e incluso las otras. Y concluyen: la inversión debería ser mucho

PAMBTOMÀQUET WESTERN

Puigdemont amenaça amb un retorn al Ranxo, i Llach amb mobilitzar l'ANC. Volen crear intriga. O temor. En Vicent Partal es frega les mans, i preveu un duel magnífic a l'Open Range: sembla que tothom sospira per un western clàssic. La ciutadania, perplexa, es veu traslladada a un escenari d'espagueti western a la catalana: Pambtomàquet Western. Sota el sol tòrrid del juliol, tot plegat molt apropiat. Es podria rodar en algun erm àrid i polsegós del Segrià, amb un flabiol melancònic de fons. Hi ha qui no es creu el retorn del Vivales, puix diu que la seva història ens presenta un covard. Hi ha un western tardà molt bo sobre la covardia: "L'assassinat de Jesse James pel covard Robert Ford", potser la millor interpretació de Brad Pitt. I sobre l'amenaça de Llach hi ha qui diu que la pitjor amenaça que pot proferir és el seu retorn als escenaris, això sí que ens fa por de veres. Pambtomàquet western amb aquell to dels italians, entre la comèdia bufa, la caricat

DEAR MISTER VANCE

El candidat a vicepresident dels EUA al costat del senyor Trump és un home molt jove, o com a mínim molt jove per a la política nordamericana, ja m'entenen. D.J. Vance s'assembla a un home jove de qualsevol lloc del món occidental, un que podria seure al teu costat al transport públic, o a la taula del costat de la terrassa d'un bar del barri. S'explica d'ell que no va tenir una infantesa de nen ric, que ha viscut circumstàncies complexes, que s'ha guanyat el que té amb l'esforç. La cultura de l'esforç té molta predicació en el món educatiu actual, molt dominat per propostes juganeres. S'aprèn jugant? Segurament que el joc té un paper important en l'aprenentatge, un element que ens iguala a la resta dels mamífers. Però també deu fer falta entendre que alguna cosa ens diferencia de la resta dels animalons peluts. S'aprèn jugant: però no és el mateix jugar a l'escola i arribar a una casa d'un barri elegant on el pare és advocat i la mar