Hay, en Alemania, un artista llamado Gunter Denmig, nacido en Berlín en 1947. A él se deben esas Stolpersteine que están en muchas calles de Europa. Si usted se fija en por donde pone los pies cuando anda por la calle camino del Lidl es muy probable que se haya tropezado con alguna de esas piedras. De eso se trata: no entiendo la lengua de Rilke y lo he tenido que consultar, pero resulta que una "stolpersteine" es una piedra en el camino que te hace tropezar.
Gunter repartió miles de esas piedras por las calles europeas. Son unos cubos de 10 cm por cada lado, coronados por una chapa de latón que es la que sobresale y podría llevarle de bruces al suelo si anda usted por las nubes. El objetivo de Gunter, sin embargo, no es provocar ningún daño a nadie, sino que busca una acción muy propia del arte contemporáneo: que usted agache la cabeza y mire a sus pies. Es decir, que haga un gesto de humildad y respeto. Es un bello gesto. Lo que usted encontará es un nombre y unas fechas: se corresponden al hombre o a la mujer que vivieron en la casa ante la cual se ha detenido y que fueron víctimas de los nazis. En la foto que les dejo, Valentí fue deportado a Mauthausen y murió en Gusen, cerca de Linz. En Gusen había tres pequeños campos subsidiarios de Mauthausen.
Si usted se detiene y se agacha para leer, habrá tenido un gesto de homenaje quizás involuntario hacia esta víctima de la barbarie que ahora le susurra su nombre. No me diga que la idea no es buena. Y me pregunto entonces cuantas stolpersteine no podría haber por el ancho mundo más allá de Europa, ya que no se me ocurre una región libre de barbaries terroríficas. En Argentina, en Colombia, en Vietnam, en Myanmar, en Corea, en Angola, en Nicaragua, en Suráfrica, en el Congo, en Sudán, en Etiopía, en Chile, en Rusia, en China, en los Estados Unidos, en Guatemala, en Fernando Poo, en Cuba, en Argelia, en Camerún, en Ruanda, en Albania, en Croacia. Hay evidencias de masacres en todos los lugares y en todos los tiempos, y la barbarie nos ha acompañado siempre, en todas partes.
Escribo estas líneas torpes en el mismo día en el que leo que la extrema derecha alemana ha ganado las elecciones en uno de los estados federales de Alemania. De esta forma se olvida y se emprende el camino de regreso al lugar del crimen. Incluso el horror crea nostalgia, o quizás el recuerdo de una raza todopoderosa y brutal. Steve Bannon, el ideológo de la extrema derecha norteamericana, quedó fascinado en su visita a Auschwitz al contemplar el despliegue de ingeniería, logístico y administrativo de la máquina de matar. Hoy, también, ha muerto una mujer a manos de su pareja. La historia de esa mujer es terrible: pasó por varias parejas maltratadoras, como si el horror fuera erótico.
Es eso lo que nos recuerdan las piedras de latón en la calle. Que algo, en el ser humano, quiere tropezar. El deseo oscuro, el impulso de Thánatos.
Escribo estas líneas torpes en el mismo día en el que leo que la extrema derecha alemana ha ganado las elecciones en uno de los estados federales de Alemania."
ResponderEliminarNo son torpes tus líneas, no lo son, pero no lo haría tan simple, creo que la pregunta ¿por qué han ganado?. Debemos hacérnosla sin prejuicios ni ambigüedades.
Lo primero y esencial es preguntarnos si ese 40% de votos más que los demás son todos de nazis dispuestos a despachar todo lo que no sea ario e incinerarlos; nos encontraremos que no es así.
La gente vota disgustada con la política de sus políticos, con su calidad de vida actual y compara como con estos políticos han ido perdiendo todo lo que han ganado con sus padres, de tal manera que hoy no hay ninguna persona con ganas de formar familia de los 24 a los 35 años que pueda darse la ilusión de comprarse un piso, porque les es imposible, y ven como sus progenitores y sus abuelos, con sacrificio, han podido hacerlo, pero hoy, insisto, les es imposible hacerlo sino se acaba la hipoteca a los 70 años, y para esa edad están jubilados o, como mucho sin posibilidades de poder pagarla.
Así les sucede con la pensión, que saben no cobrarán como lo ven en la actualidad, y el desencanto es general.
No todos han votado fascismo, ni son neonazis, que los habrá sin duda, pero no todos; en Alemania han votado desencanto, desilusión y nihilismo, que es otra cosa diferente.
Esto es una llamada de atención a las políticas de los políticos, porque acabaremos haciéndonos daño.
Un abrazo
A Sabadell en tenim un munt des de fa temps. És una tasca admirable la de Denmig, i no massa reconeguda. Salut.
ResponderEliminarUyyyy,si tuviéramos que poner un adoquin,por cada muerte,asesinato injusticia,toda la ciudad adoquinada.
ResponderEliminarSaludos.