Ir al contenido principal

SHANGAIAR


Un presidente de gira por el mundo, exigiendo más armas y más mortíferas. Y todas gratis. Se las da, entre otros, un país con índices de pobreza infantil que estremecen y con un presupuesto bajísimo en educación. Nadie sabe que promete a cambio el presidente que pide armas. Otra: un candidato grita "más muros y menos moros", es esta política de mensaje sencillo y burdo. Otro candidato, muy lejos de aquí, promete la deportación de inmigrantes más grande jamás vista. Y un candidato de por aquí afirma que la socialdemocracia pretende "deconstruir Cataluña y liquidar su lengua".

Uno tiene la sospecha de que acecha algo tenebroso, un monstruo que crece sin parar alimentado por viejos rencores nacionalistas.

A veces me miro a los niños que van hacia el colegio a las nueve menos cuarto y siento algo así como una cierta compasión, quizás más bien tristeza: no creo que el futuro les esté esperando con alegría: una sombra oscura se ha posado sobre el horizonte. Pienso en el período de entreguerras, que fue extremadamente creativo e innovador y, sin embargo, llevó a la destrucción más atroz.

Refugiado en lecturas añejas, me encuentro con el verbo "shangaiar", que por lo visto era de uso corriente algunas décadas atrás. En un inicio, "shangaiar" significaba emborrachar a alguien para poder desplumarle sin resistencia, y era algo propio de los bajos fondos, de las ciudades con puertos sombríos, como el de Shangai (de ahí la etimología del verbo). Aunque por lo visto se procedía a shangaiar en el Barrio Chino de Barcelona, cuando lo llamaban Barrio Rojo -y no por ninguna veleidad comunista. Algo más tarde se shangaió a hombres en otros puertos para enrolarlos en la marina norteamericana: los desdichados se despertaban en un barco de guerra rumbo a una isla del Pacífico, donde morirían por una bala japonesa.

Hoy veo a muchos hombres y mujeres shangaiados por los discursos del nacionalismo más rancio, que se enrolan en ese lenguaje que solo pretende liquidar a la democracia aún sin saber lo que vendrá después de ella. El propio Feijóo, que se presentó como un tipo serio y moderado, ha abrazado el odio y se comporta como un energúmeno más. Después de desprestigiar a las instituciones... ¿pretende ponerse a su mando?. Lo mismo se les podría preguntar a la pandilla de Puigdemont y sus tristes secuaces, a quienes se les podría preguntar qué valor le dan a sus promesas: ¿acaso no prometió abandonar la política si no ganaba las elecciones? Ahora Puigdemont pretende shangaiar a Esquerra republicana, que anda atolondrada y como borracha, casi a punto de enrolarse en un navío que se parece mucho a la nave de los locos, aquel barco mítico en el que embarcaban a los indeseables con la promesa de obtener grandes victorias en la conquista de Jerusalén.

Nota al margen: en este contexto tremebundo, un país lanza globos con bolsas de mierda a su país vecino. La acción resulta tierna y enternecedora, la gamberrada de un preadolescente cachondo y marrano. Y, a la vez, un síntoma del clima actual, en el que la chorrada más grande da la vuelta al mundo y promueve risotadas y comentarios.

Comentarios

  1. Triste es que un endemoniado Feijoo pacte con Puigdemont para desterrar a un filósofo de un mandato en una parte alícuota del territorio nacional; y que el jefe de este, un tipo que jamás ha cumplido una sola de sus promesas, a su vez, pacte en la península con el realquilado en Francia, arrejuntándose este con el que odia, el del Opus, y tirando miradas lascivas a la Orriols por sus dos escaños.
    Ni Dalí hubiera tenido la imaginación de lo que se nos viene encima para ninguno de sus proyectos.
    Salut

    ResponderEliminar
  2. El pacto de Convergencia con los socialistas y luego con el PP, fue la época dorada de la economía española. Cataluña era un ejemplo de sentido común, para el resto de España.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

VIVIM TEMPS INTERESSANTS PER ALS LLOPS

Vivim temps que prometen ser interessants, i això és una notícia molt dolenta per als qui vivim. Vivim temps de neofeixisme rampant, de líders que saluden a la romana, a l'estil nazi, d'eslògans facilets. Aquest cop i per primer cop, sembla que Catalunya porta un cert avantatge: el món ens mirava, potser? Ben Netanyahu porta un llacet groc al pit, l'Artur Mas saludava com Elon Musk a la campanya electoral de 2012, quan parlava d'un concepte tan nacionalsocialista com ho és "la voluntat d'un poble". Mas saludava com Musk 13 anys abans que ho fes el sorprenent enginyer aeroespacial i amo de Tesla. "Només el poble salva el poble", deien les pintades de l'esquerra Trotskista de 2017, de la CUP i els seus satèl·lits, sense recordar que la frase era molt anterior. Una frase heroica que va recuperar Roger Stone, el líder dels Proud Boys que van assaltar el Capitoli de Washington el gener de 2021 i que acaben de ser amnistiats, amnistiats com els lid...

JAUME COLLBONI Y LAS TENTACIONES DE UN SOCIALISTA BUSINESS FRIENDLY

Jaume Collboni es un político versátil. Fue teniente de alcalde con Ada Colau, aunque un teniente de alcalde poco fiable en varias ocasiones. Más de uno pensó que habría sido un gran teniente de alcalde de Xavier Trias, el alcalde de Convergència (o de Junts, o del PDCAT o como prefieran ustedes llamarle) ya que ambos coincidían algunas políticas liberales. Collboni se desmarcó de Colau en los últimos meses antes de las elecciones para posicionarse mejor ante la contienda. Le salió razonablemente bien y consiguió hacerse con el cargo. A Collboni le gustan el turismo y los hoteles y otros negocios afines, y los cruceros aparcados en el puerto, y suele contar que el turismo es una fuente de ingresos muy interesante para la ciudad. Quizás esta fuente de ingresos para las arcas municipales le impide ver el bosque. Y el bosque es, sin duda alguna, terrible: Barcelona exporta ciudadanos hacia las comarcas de su alrededor. Ciudadanos expulsados por la presión insoportable de los alquileres. L...

PARA LEYES, LAS DE LA SELVA, Y PARA VIVIENDAS, LAS CUEVAS

Familia de clase trabajadora en España, 2025 Dicen que España necesita del ladrillo y del turista para vivir. Y a alguien, en alguna parte, más listo que el hambre, se le ha ocurrido juntar los dos asuntos. Así nace la ocurrencia del piso turístico que está asolando el país. Porque no se trata ya de los centros de las grandes ciudades: hay pueblos de montaña que se empiezan a llenar de apartamentos para turistas al tiempo que echan a los vecinos. Las leyes del mercado, dicen. En España no ganamos para sustos ni para disgustos: tras la alegría inicial del turismo low cost y Airbnb, que teóricamente ayudaba a las buenas gentes a ingresar un poquito más, vino la peste, en forma de grandes inversores dispuestos a sacar tajada, pero a lo grande. Los listos suelen olerse los espacios desregulados, adonde acuden dando grandes dentelladas. Tonto el último: cuando el vecino pone un piso turístico, el otro vecino hace lo mismo. En España es fácil hacerse rico: lo dijo Alfonso Guerra. Lo que no ...