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VILAWEB, RETORNO AL PASADO

No puede volver lo que nunca se fue. Pero sin haberse ido jamás, sí se puede regresar a lo más profundo de la cueva, al origen del delirio más oscuro. Vilaweb es un medio digital integrista de la cosa independentista y su director, un valenciano iluminado por el fuego, pone todo el artefacto a disposición de la fantasía que le mantiene vivo. En una editorial reciente, se afirma que la relación de España con Cataluña puede considerarse genocidio. ¿Qué debe ser lo que le ocurrió al pueblo judío en el siglo XX, o al palestino en el XXI? -me pregunto.

En tiempos de fake news, Vilaweb sirve como ejemplo y paradigma de un periodismo dimitido, que es orgullosamente opinión desmedida, agitación virulenta. Un trastorno grave en la profesión. Tras el 1 de octubre de 2017, Vilaweb pasó varios meses afirmando que la declaración de independencia era efectiva, que Cataluña ya era una república independiente y que, en caso de no verlo así, era por un defecto grave en el ojo del observador, incapaz de ver la realidad. 

En la reciente campaña electoral regional, Vilaweb se ha mostrado desacomplejadamente partidario de Puigdemont, y tras ella pretende demostrar, una y otra vez, que Puigdemont es el legítimo presidente cuando no el líder supremo. El delirio del candidato alimenta el delirio del presunto periodista. Pero el periodista director se ha rodeado de periodistas afectados por el mismo trastorno. La redacción de Vilaweb es lo más parecido a una sesión de terapia de grupo en un sanatorio perdido en los montes de Bulgaria. Andreu B., hijo de un periodista bastante curioso de los 90, afirma que los resultados de las elecciones del 12 M han amputado las piernas del independentismo, ya que el único plan de los partidos constitucionalistas era cortar las piernas de los independentistas. El desdichado Andreu ve la democracia en términos de sangre y amputación. Incapaz de aceptar el sentido de la democracia, ve Cataluña convertida un campo de batalla medieval que recuerda a La Chanson de Roland, inmerso en una épica de vencidos y vencedores, de legítimos e ilegítimos. El independentismo mediático ha caído en la dinámica polarizadora que está arrasando con las democracias occidentales, en un discurso compartido con la ultraderecha. Nadie quiere ser demócrata, todos prefieren los estandartes, las espadas y los chorros de sangre.

Las democracias se mueren despacio pero a paso seguro, y se entregan a su aniquilación desde medios tan dispares como Vilaweb, medio que solo es panfleto trasnochado y sangriento. No solo se abandona el espacio del diálogo y la razón: también se abandona la sensatez y así el mundo avanza, airado, hacia el abismo del odio. Me da un poco de miedo leer a estos supuestos periodistas instalados en unas atalayas furibundas, vociferando des de minaretes alucinados, lanzando mensajes proféticos y jeremiadas que rayan en lo distópico.

Sé muy bien que debería ignorarles, abandonar la lectura de Vilaweb, dedicar mi tiempo a leer lo que importa, lo que me enseña. A veces creo que practico un masoquismo malsano empujado por mi sentido de la curiosidad. Curiosity killed the cat. Pero resulta que este medio cobra subvenciones públicas, que recibe dinero de los impuestos de los españolitos. Es por eso que lo leo, porqué también lo pago yo. Y entonces llega la melancolía, que diría Robert Burton. Algo funciona mal.


Comentarios

  1. Y voy y pregunto a papá Google que es esto de Vilaweb:

    "...Amb el vostre acord, nosaltres i els els nostres 833 socis utilitzarem galetes o tecnologies similars per emmagatzemar, accedir i processar dades personals com la vostra visita a aquest lloc web, adreces IP i identificadors de galetes. Alguns socis no demanen el vostre consentiment per processar les vostres dades i es basen en el seu interès comercial legítim..." , cuando llego a los 833 socis y patitzants, que diría nuñito, el del Barça, me paro para esbozar una sonrisa, pero pienso, según me pone el cartelillo, los 833 socis pueden utilizar mis datos personales para lo que les sea menester, yo solo tengo que aceptar.
    Será que no. Será que no lo voy a autorizar, y que como no se como no autorizarlo, lo que no haré será entrar en la página.
    Otro día será, espero más tarde que pronto.
    Un saludo
    Salut

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