Sigo con interés menguante las trifulcas de la política catalana. Quizás porque tengo otros temas en qué pensar, o porque el asunto es muy tedioso en si mismo. Muchas veces, las noticias se aparecen más a chascarrillos, a peleas de patio de escuela. La disputa por el control de ese ente llamado "electorado independentista" dan más risa que pavor. Uno ya ha llegado a desear que les apliquen la amnistía o la extremaunción, que pueden ser lo mismo.
Leo (con el rabillo del ojo) el asunto de la trama rusa -o la trama risa- embrollo propio de Mortadelo y Filemón en donde aparecen los nombres más estrambóticos de aquellos años locos, entre 2016 y 2019, la culminación de la euforia que ahora se arrastra, convertida en llanto y melancolía. Puede que sea cierto: algunos allegados al expresidente Puigdemont sondearon la posible ayuda rusa para la independencia, y un supuesto agente secreto les timó de lo lindo con promesas hilarantes: 10.000 soldaditos (¿lanzados en paracaídas?), un arsenal de dinero para sufragar los primeros gastos de la republiquilla... Alguien se creyó al supuesto agente, pero no llegaron ni los soldados ni los maletines.
No soy juez, pero yo diría que juzgar a los conspiradores catalanes que se dejaron embaucar sería lo mismo que juzgar a Mortadelo. Hubo unos añitos de surrealismo, conspiraciones delirantes y sueños dignos de adolescente que planea hacerse con el control del mundo. Quizás demasiadas partidas de Risk, demasiada ratafía, demasiada Feria del Ajo Nacional. Dicen que Artur Mas negoció con la China comunista para pedirles el dinero que liquidaría la deuda catalana y daría aire a una Hacienda Catalana en ciernes, a cambio de ofrecerles el puerto de Tarragona como base para la flota de guerra Pekinesa. ¿Acaso eso no es hilarante?
Los personajes implicados en la trama rusa son los sujetos más estrambóticos del "procés", a día de hoy todos ellos en una sombra de discreción y silencio. Son las personas que convencieron a un "pueblo" (a la mitad de un "pueblo") de que la independencia era imparable, coser y cantar. Personas que jamás dieron un palo al agua y que siempre merodearon por lo público, accediendo a cargos de por lo menos 80.000 al año. Si el "procés" se parece a algo, eso es a un timo de magnitud colosal. El timo de la estampita estrellada con cargo al erario público.
Lo que queda claro es que los valores democráticos jamás estuvieron encima de la mesa. Hace ya varios años, en el inicio de la cosa, conocí a un señora muy nacionalista que me contó cual era su estrategia infalible para la independencia: pedirles a los más millonarios de Cataluña que se vayan comprando el país (empresas, terrenos, bancos, etc) hasta llegar a una independencia de facto por la vía de la propiedad privada. Es decir: convierto Cataluña en una propiedad privada y me invento mis leyes. Algo así como el proyecto de Disney en Orlando. Lo malo del asunto es que cuando a esta señora le pregunté donde quedaban la democracia y sus principios en su sueño privatizador me respondió: eso no lo había pensado, pero lo preguntaré al "Think Tank" en donde participo, que son gente muy sesuda, juristas y economistas que saben un montón.
Este "Think Tank" es uno de los tugurios de alto copete en donde se fraguó el procés. ¿Qué podía salir mal?
Seguro que el economista a cargo de la economía catalana en aquel momento sería el creador del Monopoli con asesoramiento de los Pujol/Millet & Company.
ResponderEliminarSalut
Claro, puro cachondeo, pero en todo el proceso se gastó dinero, que podría haber tapado muchos agujeros, Así que se investigue a fondo, aunque sabiendo que no servirá para nada, Sánchez quiere seguir en el poder.
ResponderEliminarSaludos