En el festival de cine Atlàntida se ha presentado "La marcha sobre Roma" (Mark Cousins, 2022). Es un trabajo concienzudo y elegante sobre los orígenes del fascismo a partir del análisis de documentos del cine italiano a partir de 1922. Cada uno interpreta el mundo según sus gafas. Según sus manías. Yo reconozco que me he vuelto un maniático de la cosa nacionalista tras esos años interminables de matraca independentista.
Y es por eso que vi "La marcha sobre Roma" en clave catalana, y se me hizo muy evidente que la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural se inspiraron en aquel evento de 1922 -y en Mussolini- para organizar sus desfiles de los últimos 11 de septiembre. Por lo menos a partir de 2012.
Y fue entonces cuando caí en la cuenta: ¿qué nos están preparando para el 11 de septiembre de 2023? Yo no he visto todavía nada y eso me intriga.
Quizás se han agotado las energías. O el presupuesto. O ambas cosas. Quizás el mundo independentista furioso está bloqueado y perplejo: nada salió como esperaban, el PSC gana las elecciones de calle. Borràs cometió prevaricación, defraudó, le dio dinero público a un amigo muy oscuro. Turull intenta sonreir ante el descalabro y es incapaz de dirigir a un partido que pierde fuelle, votos y, sobretodo, centenares de cargos. Que ya no gestiona el presupuesto. El hombre de Waterloo se difumina en la distancia. Quiere hablar como un oráculo pero habla como un orate.
En años anteriores, a estas alturas del calendario todo era vorágine preparatoria y estrellada: camisetas, banderolas, gorritos, chanclas, fulares, bolsas, pines. Jamás hubo preservativos con la estrella: los catalanes deben reproducirse para ser muchos. A estas alturas del calendario, en otros años todo eran amenazas de colapso: la voluntad del pueblo está por encima de las leyes, la voluntad del pueblo no se puede parar.
A día de hoy, silencio: quizás estén a la espera de si Feijóo o Sánchez. Si es Feijóo, reeditarán el discurso de la víctima y la represión, del franquismo. El independentismo depende del gobierno de España y no es nada sin su espejo. Jamás hubo propuestas: ¿cómo sería una Cataluña independiente?. Solo supimos que en la supuesta república catalana habría helado de postre cada día. Pero ¿helado para todos? ¿Helado para los de siempre? ¿La repartición del helado estará en manos de las familias de toda la vida? Jamás supimos como se fraguaba la república, y lo poco que supimos daba pavor y olía a protofascismo. A desfiles y camisetas de colores, a coreografía de masas, como las que organizaban Mussolini y sus camisas negras. Nadie mencionó la república de Salò en aquellos años, pero se pudo haber mencionado.
Vuelvo al documental "La marcha sobre Roma", que narra el fin atroz de Mussolini. El mismo pueblo que salió en masa a las avenidas para vitorearle, unos más tarde salió otra vez pero ahora para patear su cadáver, como en un macabro ejercicio de redención primitivo y salvaje. Nadie aprende la historia, pero quizás andamos obsesionados en repetirla. Solo que en cada repetición la violencia es más elíptica y metafórica: del mismo modo que los nacionalistas catalanes no dieron palizas por las plazas a los que no nos sumamos a su credo, tampoco ahora habrá linchamientos. En algo hemos mejorado.
Ahora ya solo cabe esperar que el nacionalismo se desvanezca, algún día, de la faz de la Tierra.
Interesante entrada.
ResponderEliminarPor otra parte, el nacionalismo como tal no desaparecerá, es producto de consumo interior y vive de él mucha gente; te pondré un ejemplo:
¿Qué empresa privada pagaría 6.000 mensuales a la Borras, al Turull o al Rufián?, por poner un ejemplo
Pactarán con Sánchez y su Equipo A, la de la señora Yolanda, que se ha encargado de arrejuntar los pequeños trozos, de pedazos, de cachos, de retazos, de retal, de no sé cuantos partidos, y así, promesa va, promesa viene, aglutinará un nuevo partido el PSOE, si si...hombre, el partido sanchista obrero español.
Un saludo.
No estés tan seguro de que pacten con Puigdemont. Este hombre piensa en términos de su beneficio propio y de su enemigo principal, que no es España si no ERC. Yo lo veo difícil y, como ya dije por ahí, creo que el PSOE debe ser valiente y buscar otras opciones.
EliminarEstoy intrigado. Sánchez es parco en escrúpulos, Puigdemont teme a ER porque le está quitando terreno. Es su momento.
EliminarObservaremos.
Salut