Ir al contenido principal

RIPOLL, CATALUÑA

Ripoll es un pueblo triste del interior de esa Cataluña conservadora y tradicionalista, de condes y obispos, porcina, gótica, exhausta. Ripoll es, a día de hoy, una villa triste y decadente, en donde se exhiben embutidos en los escaparates, última esencia de un pasado secado y metido en una tripa cerdo. Ripoll es una villa de paro y pobreza, el lugar ideal para cultivar la xenofobia.

Como sucede en Olot o en Vic, en Ripoll hay infinidad de fachadas muertas, rostros cadavéricos, momificación de una Cataluña muy esencialista cuyo canto del cisne es la deriva ultranacionalista. Esencialista y terminal: el futuro huyó de esas villas. Solo sobreviven los embutidos colgando tras el cristal para goce de turistas instagramers. En esta versión catalana, pueblerina y folklórica de la Detroit que retrató Jim Jarmush en "Solo los amantes sobreviven", sus votantes votaron de forma masiva por el partido Aliança Catalana, liderado por una señora que responde al nombre de Sílvia Orriols.

El programa de Orriols es sencillo: se trata de resolver los problemas de Cataluña por el procedimiento de echar fuera de su comarca (el Ripollès) a la inmigración. Viendo sus resultados (el 51% del censo votó por ella) cualquiera se da cuenta de que ese partido crecerá a toda leche y de que, en las próximas municipales, podría arrasar en toda esa Cataluña interior, la rural e incivilizada, la que sacó los tractores el 1 de octubre de 20127. El discurso de Sílvia Orriols le da varias vueltas en falta de complejos al de Santiago Abascal, que parece un niño tímido a su lado. En ninguna otra población de España la extrema derecha xenófoba cosechó el 51% del voto. Ripoll lidera la ultraderecha en España entera.

Sílvia Orriols es la alcalde de Ripoll con los votos de los independentistas del señorito de Waterloo. Puigdemont les sugirió que no lo hicieran, pero lo sugirió con la boca pequeña. Dice que les expedientará por desobediencia, pero un pajarito me dice que no lo hará y que Puigdemont se hará el loco. Hacerse el loco es algo que a Puigdemont se le da muy bien: lo hará de maravilla. 

Ripoll está en manos de una ultraderecha muy catalana y muy integrista con el permiso silencioso de Puigdemont, que se lo mira des de Waterloo por debajo de su flequillo extramundano e infantiloide, simulando que se preocupa un poco pero celebrando que su partido conserve una miajilla de poder en la decadente Ripoll, vecina de las no menos decadentes Vic y Olot, triángulo que forma el centro neurálgico de la podredumbre independentista, integrista y xenófoba. Entre independentismo y xenofobia siempre hubo un vínculo muy estrecho, una íntima reacción contra todo lo que no sea lo nuestro, los nuestros, las esencias patrias, la barretina, la sacrosanta lengua vernácula.

Algo se está pudriendo en Europa, y algo se pudre en España. El hedor apesta. Pero donde más apesta ahora es en Ripoll, ese pueblucho triste, zombificado. La cuna del nacionalismo, del independentismo. La cuna del carlismo en el XIX.

Me pregunto en qué pensaban Pablo Iglesias y Podemos cuando bendecían al independentismo catalán por ser un movimiento democrático y progresista y antisistema, en qué diablos estaban pensando. Y me pregunto en qué medida esa bendición ingenua del independentismo favoreció el auge del ultraderechismo en todas partes, que salió cubierto por un aliento democrático gracias a unas izquierdas que, de tan buenas y comprensivas, fueron idiotas. Esas izquierdas que no supieron ver el alma maligna del independentismo catalán, que le otorgaron la categoría de democrático, que justificaron los referéndums por ser estos una obra muy democrática: si se monta un referéndum para votar la expulsión de los inmigrantes... ¿eso es democracia? ¿Y si se vota la expulsión de los andaluces, de los castellanohablantes, de los botiflers?

Ahí lo tienen: visiten Ripoll, cuna de la Cataluña medieval, del embutido. El rostro más preciado de la raíz xenófoba y ultraconservadora del independentismo. Si se pasean por la villa de Ripoll, recuerden que, de cada dos oriundos que se crucen por la calle, uno de ellos votó por el odio. Y luego cómprense un embutido, si se atreven.


Comentarios

  1. Me resulta increíble que se pueda destilar tanto odio. ¿Cuál es el problema?, ¿La religión?, ¿El color de la piel?,¿el que no consuman embutidos?, ¿el idioma?...Joder, pensaba que todos éramos iguales.
    Salut

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA DELGADA LÍNEA DE JOSEP PÀMIES

El señor Josep Pàmies, agricultor y teórico del naturismo, lleva ya bastantes años en la esfera mediática. Si no lo recuerdo mal, le descubrí gracias a la defensa que hizo de la hoja de la estevia como sustituto del azúcar y los endulzantes químicos. En aquellos años, Pàmies aparecía en los medios como un agricultor avanzado que denunciaba el oligopolio del azúcar, un pequeño David enfrentándose a un monstruoso Goliath, un hombre que caía bien y se preocupaba por el bien común. Luego se puso a promover el consumo de flores (las que él cultiva y comercializa) y eso le llevó a enfrentarse a las autoridades que le ponían trabas. Las flores siempre se han consumido, argumentó él: una alcachofa es una flor, del mismo modo que lo es un higo. La flor del hibisco, por consiguiente, también debería ser admitida. Y, como el hibisco, otras muchas. Al mismo tiempo, los cocineros de eso que se llama "alta gastronomía", esos chefs que tanto se publicitan y que son dueños de restaurantes de...

PARAÍSO DE LOS MALOS

Pronto oscurecerá. Esta frase podría designar una tarde de otoño, pero también se puede referir a un estado de ánimo o al estado de las cosas. Quizás a los tres hechos a la vez. El oscurecimiento, sin embargo, no lo es para todo el mundo. Del mismo modo que cuando anochece en Berlín amanece en algún lugar al oeste, también las penas de unos son las alegrías de otros. En este caso, de los malos. No me voy a meter en sentencias de juzgados ni cosas así, porqué mi diario no trata de estos temas ni falta que le hace. Pero no me digan que no es casualidad que alrededor del 20 N los jueces se pongan a difundir sentencias. La verdad es que esta es la historia de España, una historia que quizás no tiene nada de histórico y es un instante detenido en el tiempo sin pasado ni futuro, solo un presente estático, como en el arrebato místico de un budista. La mala leche se instaló en la política cuando el señor Sánchez accedió a la Moncloa. Los de Feijóo, que ya tenían repartidas carteras, ministerio...

LASCIVIA DE LA LENGUA

Lo vi por primera vez una tarde a eso de las cinco y pico, poco después de la salida del colegio. El hombre estaba sentado en un banco, muy cerca de donde juegan los niños en el parque infantil que hay a cien metros de la escuela. Se sienta y observa, muy serio. No viste la gabardina beige previsible ni usa unas grandes gafas de sol. Ni tan solo se cubre la cara con un sombrero a lo Humphrey Bogart, ni lleva barba postiza. Algo, en él, le autoriza a ir a cara descubierta, desacomplejado, tan seguro de su razón y de sus motivos como todos quienes saben que su misión es trascendente y es virtuosa. El hombre, contra todo lo previsible, se viste como usted o como yo, más bien desenfadado y casual: pantalones tejanos, sudadera de los Boston Celtics comprada en el Springfield, zapatillas deportivas del Zara, gafas de montura traslúcida más bien amarillenta. Si uno se fija atentamente en él, diría que hay algo rancio en su porte, como algo viejuno aunque el tipo no debe tener más de 45. Ha de...