Marta Sibina y Albano Dante Fachín han resituado el campo de batalla. En un canal de Youtube que desconocía, Octuvre.cat (sic). Donde antes hablaban de independencia, soberanía y referéndum, ahora hablan de la lengua catalana. Este giro es común en muchos colectivos independentistas. Con más o menos fortuna o resignación, el nuevo territorio del conflicto es el lingüístico. Se trata de volver al conflicto, al precio que sea. Si a algo se pueden agarrar los identitaristas catalanes es al mantra de la lengua. Lo único problemático aquí es que la ciudadanía de Cataluña es, guste o no, una ciudadanía bilingüe. Se debe recordar que el territorio no tiene "lengua propia": ¿cuál es la lengua propia de la Antártida?. En la región catalana se habló el íbero, el latín, el árabe, el sefardí, el catalán y el castellano. El castellano está documentado por lo menos des del siglo XVI. El español (palabra de orígen francés) fue des de sus principios la lengua franca, la lengua común en la que podían entenderse los distintos dialectos y lenguas regionales.
Según Marta y Albano, la lengua castellana se impuso en Cataluña con las leyes y con las armas. Las leyes, claro: al fin y al cabo, eran las mismas leyes que llevaron a España de una organización feudal a un Estado moderno. Pero... ¿las armas? ¿Les consta algún fusilamiento por hablar catalán?
Marta y Albano Dante se meten en el berenjenal sociolingüístico con pocas luces, aportando informaciones sesgadas cuando no falsas o, en cualquier caso, des de la ignorancia de la historia, el eslógan y la pura emoción. Siempre lejos del razonamiento, siempre hacia la facilidad simplona, siempre rehuyendo la complejidad de las ciencias sociales. Emociones básicas. El estilo pasivo agresivo habitual. Vivan las cadenas emocionales.
Así pues, Marta empieza hablando (por suerte solo son 10 minutos) de VOX para irse enseguida a Felipe V y el Decreto de Nueva Planta. Se trata otra vez de lo mismo: de crear un relato que enlaza a Felipe V con el franquismo y luego con la España actual, ya lo saben: la cantinela de la "terrible represión" española vista como un , la falacia tramposa y populista de que España sigue siendo franquista y todo lo demás.
El relato de Marta sobre lo que sucedió en Cataluña en el siglo XVIII tras el final de la Guerra de Sucesión se cae por todas partes y entra de lleno en esa visión ahistórica de España que le permite, sin atisbo de vergüenza, dibujar una España inmovilizada en el tiempo. Es decepcionante y triste. Marta se permite afirmar que los catalanes éramos libres antes de la Guerra de Sucesión. Marta se olvida de que aquellos catalanes eran siervos de un sistema feudal: ¿a qué libertad alude Marta? Supongo que debe ser la libertad del siervo para expresarse en la lengua materna, a la libertad del esclavo.
Ahí tenemos otra vez a la libertad para tomarse unas cañas en la lengua que me dé la gana, eso que molesta tanto cuando lo reclama Ayuso, aunque Ayuso haya copiado la libertad de los nacionalistas catalanes.
Marta tampoco es consciente de que en el mismo siglo se unificaron Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Rusia: los países europeos salieron del feudalismo para entrar en la construcción del estado moderno que llevaría a la Ilustración: a la transformación del siervo en ciudadano. Es por eso que su reivindicación de la ordenación territorial catalana de las "veguerías" es una reivindicación del feudalismo aunque Marta no se da cuenta. Ni tan siquiera cae en la cuenta de que la sustitución del "Veguer" obedece a un cambio de paradigma de la modernidad: los nuevos administradores deben serlo por méritos, no por linaje. Y Marta reivindica el linaje. ¿No se da cuenta?
Marta habla del siglo XVIII y del franquismo pero se olvida del presente. Ignoro en qué pueblo vive Marta, pero debería saber que la lengua castellana es la lengua materna de -aproximadamente- un 55% de la ciudadanía de Cataluña. Se olvida de que la lengua catalana está impuesta por las leyes autonómicas, se olvida de la existencia de un departamento de Política Lingüística, se olvida de las directrices administrativas en educación, se olvida de la inmersión lingüística en la escuela, se olvida de la Plataforma per la Llengua y de su vigilancia rigurosa de los patios de las escuelas, de la observancia celosa de la lengua en la que hablan los maestros y maestras.
Marta se olvida de que la lengua catalana se ha impuesto con la ley. Con la ley española, por cierto: las administraciones autonómicas son administraciones del estado.
Se olvida de que el catalán lleva 40 años siendo una lengua impuesta por las leyes catalanas. Marta se olvida de lo más grueso: de que el catalán está blindado gracias a la Constitución española y a los pactos con los distintos gobiernos de España, ya sean del Partido Popular o del Partido Socialista.
Si tienen ustedes 10 minutos de paciencia pueden ver el vídeo de Marta y Albano para comprender lo que les cuento:
Te aseguro que aquí, en El Prat, lo tiene mal. No hay un 10% que lo hable y los niños, absolutamente todos, en el patio, lo sé porque voy a buscar a mis nietos, hablan castellano sin tapujos, pero cuando digo todos, digo todos, es un tema en el que suelo fijarme y observo el hablar entre ellos.
ResponderEliminarTodos, todos , todos. Sin acepciones.
Condenados a vivir de los recuerdos feudales.
salut