En la ciudad de Tortosa hay un monumento. Está situado en medio del río, cerca del puente que separa el núcleo histórico de la ciudad del barrio de Ferreries. Se yergue, sobrio y serio, enfurruñado, en un islote del Ebro. El río Ebro, que en Tortosa es majestuoso, verde y profundo como un sueño. Un sueño con moscas como hormigas buñuelanias. Se levanta varios metros por encima del agua, más de 20. El conjunto escultórico es más bien horrendo. La estética fascista nos resulta, a día de hoy, siniestra y lejana, como si surgiera de una niebla oscura. Sin embargo, yo nací el mismo año en el que se erigió el monumento: esa niebla oscura es la misma que me vio llegar. Todavía no puedo afirmar que yo habré vivido más que el monumento de Tortosa: si mañana muero, el monumento habrá sido más longevo que yo. Creo que no existen los paréntesis oscuros ni las largas noches fascistas. Y, si existen, toda la historia podría ser un paréntesis oscuro. Entre la nada y la nada. Remítanse a Schopenhauer en caso de duda.
El escultor era catalán. Sería un dato irrelevante en un país normal, pero aquí hay que decirlo todo. Para evitar tentaciones y malas interpretaciones. Lluís Maria Saumells (1915-1999) era un artista catalán nacido en Gironella, cerca de Berga, la ayer muy carlista, luego muy franquista y hoy muy independentista Berga.
Si la escultura es noticia, hoy, es porque dejará de serlo muy pronto: su desmontaje, desmantelamiento y traslado a un lugar indeterminado se ha aprobado recientemente, y la obra del desahucio está adjudicada. El monumento desaparecerá por la aplicación de una ley sobradamente conocida, la de Memoria democrática o histórica.
Alguna se preguntará: ¿cómo ha conseguido llegar hasta 2020 un monumento a la victoria de Franco, en esa Cataluña soberana y tan soberanista? La respuesta es muy sencilla: hace unos pocos añitos, el ayuntamiento de Tortosa decidió someter a referéndum la retirada o la conservación del mismo, y la ciudad de Tortosa, por voluntad del pueblo, decidió conservarla en su emplazamiento.
Si hacen un poco de memoria histórica, recordarán ustedes que a los catalanes nos dijeron (nuestro gobierno regional, nacionalista e independentista), que la voluntad del pueblo estaba por encima de las leyes democráticas, que la democracia solo está en las urnas y que las autoridades deben respetar la voluntad del pueblo por encima de cualquier otra consideración. De modo que el alcalde de Tortosa proclamó: la voluntad del pueblo es que el monumento se queda donde estaba. Y se quedó. La cosa provocó un cortocircuito con chispas fosforescentes: la voluntad del pueblo (del pueblo de Tortosa) es conservar el franquismo escultural. ¡A ver quién es guapo que se opone a la voluntad del pueblo en el año del referéndum que asombró al mundo!
Fue astuto, el alcalde de Tortosa. [Un alcalde del mismo partido que el de Puigdemont, que no se nos olvide]. Nadie podía discutirle el axioma de Puigdemont y de Junqueras, y de Forcadell y de etcétera. Solo nombro a esos porque, a veces, la memoria me falla y me da pereza consultar. Sí recuerdo el axioma: la voluntat del poble no es pot aturar. Incluso el presidente del Parlamento catalán afirmó, tranquilo y misterioso, cual esfinge oriental, que el pueblo está por encima de las leyes. O que a las leyes solo hay que obedecerlas cuando te parecen bien.
Ahora mismo, sin embargo, algo habrá pasado. Ya que el alcalde, el presidente de la Generalitat y todos los demás aceptan que se debe acatar la Ley de Memoria democrática. ¡Una ley española acatada por las autoridades catalanas! Bueno, algo es algo. ¿Será el principio de una larga amistad? ¿Será otra cosa? ¿Han aceptado los políticos nacionalistas que la voluntad del pueblo no está por encima de la ley?
Ha llovido un poco en Cataluña des del año del referéndum. A día de hoy, el presidente regional decreta el confinamiento perimetral y el toque de queda, pero no menciona que solo hay que obedecerlo si parece bien, ni convoca un referéndum para que la voluntad del pueblo lo refrende. Obedezca usted o atiéndase a la sanción, dice ahora. Son las cosas del nacionalpopulismo: la democracia es algo que uso a mi antojo. Mañana aplicarán la ley y soslayarán la voluntad del pueblo. Del pueblo de Tortosa.
Jamás me he fiado de quien da su palabra y no la cumple.
ResponderEliminar¿Porqué habría de fiarme de una persona que te dice que le voten para sacar al presidente anterior, y que en cuanto salga, a los dos meses convocará elecciones?
¿Porqué habría de fiarme de unas personas que han jurado la Constitución y que para lo que les interesa se la han pasado por el arco de triunfo?
Quien es fiel en lo poco , es fiel en lo mucho (Lucas 16/10)
Hay quien no es fiel a un apretón de manos.
Muy oportuna la frase de Lucas. Y sigue Lucas: Quien es infiel en lo poco, también es infiel en lo mucho. Y poco más tarde dice Lucas (16/13): Ningún criado puede servir a dos señores; porque o amará al uno y no al otro, o bien obedecerá al otro y no al uno. No podéis servir a Dios y al dinero.
EliminarFrase que llevo grabada a fuego (junto a otra de su misma talla), LLUIS, y que me han servido de mucho para todos los aspectos de la vida.
ResponderEliminarLa otra es tangente de esta; la conocí de la boca de B. R, cátedra de Bioética (Ética Aplicada) y proviene de Kant : "Todo tiene un precio, menos las personas, que tienen dignidad",
Un abrazo
Hombreeeee, ya está bien, hubieron muchos muertos no?, de ambos mandos o solo d
ResponderEliminarPor favor es un monumento a un desastre, me importa un pimiento a honor de quien lo levantaros, asi que por favor, dejenlo como monumento a los implicados de ambos mandos, mi padre estuvo en la batalla del Ebro y me contaba muchas cosas.
Dejénlo para memoria de lo que no debe repetirse... igual cambien la dedicatoria , y generalicen las víctimas que son las que dieron su vida bajo las órdenes de los mequetrefes de turno.