Lo primero que evocan las imágenes de la manifestación ultraderechista ante la sede del PSOE en Madrid es el recuerdo de las manifestaciones independentistas en la Plaza Urquinaona de Barcelona, tras la sentencia del "procés" en 2019.
Es más: resulta difícil encontrar diferencias significativas. El alto nivel de violencia, la edad de los participantes, el deseo del cuerpo a cuerpo con la policía, el discurso antidemocrático, la apelación a la voluntad del pueblo. Y luego están la exigencias de Vox al Ministerio del Interior para que no reprima a una manifestación ilegal y violenta. ¿Se acuerdan de cuando el señor Quim Torra pedía lo mismo a los Mossos d'Escuadra?
Y hay más: la voluntad de los convocantes es poner en jaque al estado, con apelaciones al "golpe de estado", a la ilegitimidad del estado. La quema de contenedores, los movimientos inesperados y de guerrilla callejera, el acoso a los edificios institucionales. El vocabulario matón, la amenaza, la simbología preconstitucional. El atuendo de los violentos: vestimentas negras, caras tapadas, botas militares, productos inflamables, convocatoria a través de redes oscuras. Todo es idéntico. Salvo un pequeño detalle que, a pesar de su menudencia, confunde a mucha gente: lo único que les distingue es la bandera. La banderita otra vez.
En Urquinaona se convocaron concentraciones varios días seguidos, con el objetivo de doblegar a la policía y de mostrar una imagen de insurrección, de ingobernabilidad. En la raíz del independentismo, así como en el ultraderechismo de Vox (Vox y otros grupos, no se olvide eso) hay una pulsión contra el sistema, contra el núcleo de la democracia.
Lo malo es que, quienes señalan el peligro de la ultradrecha -cada vez más violenta en España y en el mundo- son incapaces de percibir la identidad gemela del independentismo, cuyo objetivo último también es desbordar a la democracia y al estado. Para sustituirles por una propuesta identitaria excluyente, xenófoba e inspirada en mitos medievales.
Los cuerpos policiales europeos llevan unos años perplejos ante la evidencia: a día de hoy, se deben destinar más recursos a la lucha contra los movimientos de ultraderecha violenta que a los islamistas, y se detecta su peligrosidad mucho más elevada y con consecuencias imprevisibles.
No es por lo tanto una cuestión óptica lo que asimila el independentismo con la ultraderecha cuando se manifiestan en la calle. Es la demostración de que son una sola cosa y lo mismo, una sola lucha. Quienes se manifiestan en Ferraz no "se han copiado de Urquinaona", como dicen algunos medios nacionalistas catalanes: actúan igual porque son iguales.
Que casualidad , lo dije
ResponderEliminaren otro blog amigo de
tu blog, te acuerdas
del Señor Torra,
diciendo en su
momento a los
cdr aquello de
"apreteu , apreteu"?,
lo comodo es
atacar a Abascal,
creyendose la
izquierda , y
el independentismo,
que manifestarse
es coto cerrado
de ellos , y lo
de estos dias ,
todo organizado
por nostalgicos
de Blas Piñar ,
en serio? , me
cuesta creer que
solo sea eso, y
no el sentir de
muchos que
creen que ya
esta bien .
Es eso y también es mucho más que eso. Hay algo global que se manifiesta aquí, y eso es solo el principio.
EliminarHay algo global que se manifiesta aqui..."
EliminarCompletamente de acuerdo.
Hi ha una diferència entre els CDR i els manifestants davant de Ferraz. Els CDR varen sorgir per defensar una causa no justa, però una causa política. Mentre que els de Ferraz han sorgit de l'odi a la democràcia atiats per José María Aznar i Abascal, i els importa un rave l'amnistia. FIxa't com van amb banderes amb la gallina i constants vives a Franco mentre canten el cara al sol. Quim Torra no era el president de la Generalitat, era un activista que ocupava la Generalitat. A Torra i a Abascal sel'ls hi han anat de les mans els manifestants, creien que els controlaven, però nomes els atiaven.
ResponderEliminarCopio, pego y hago mío:
ResponderEliminarLo malo es que, quienes señalan el peligro de la ultradrecha -cada vez más violenta en España y en el mundo- son incapaces de percibir la identidad gemela del independentismo, cuyo objetivo último también es desbordar a la democracia y al estado.
Hay que tener cuidado con esto de las banderas, en las fotos y reportajes que salen en televisión. Por la práctica que tengo en estar de mirón en muchas manifestaciones en Barcelona, desde mi bici(que me lleva a todas partes).No hay manera de que los comunicantes(los periodistas),dejen sus ideas y las premisas de su diario o tele, en la oficina, y vayan abiertos al punto conflictivo. Siempre llevan una intencionalidad previa. Recuerdo una de Ciudadanos, en el parque de la Ciudadela, en que la foto central del artículo era una bandera española, tomada en plano muy cercano, el interés era eso precisamente dejar constancia de la poca catalanidad de la manifestación, vamos que era de fachas, que era el sentimiento de entonces.
ResponderEliminarNo podemos ,ni caer, en tomar una decisión ni un punto de vista, por un simple reportaje en este caso por televisión, de un acto, de una manifestación.
Saludos.
A colación de esto,
Eliminardiré , que el enviado
especial de 24h, actuó
anoche de la manera
más vergonzosa, daba
la impresión que tenía
carnet socialista , y que
se lo regalo Sanchez,
y la culpa la tienen esos
trasnochados del regimen