En el aula hay 22 personas. El alumnado procede de 6 nacionalidades distintas, ninguna de las cuales es la española. Niñas y niños de Marruecos, Ecuador, Paquistán, Senegal, Paraguay y Colombia. Nacionalidades distantes entre sí. Su único común denominador es la pobreza, ese factor universal que nos recuerda la condición del 80% de la población mundial. Eso es lo único homogéneo, el idioma común.
La lengua materna es el árabe dariya y el amazigh (de bellísima escritura), el guaraní, el español latinoamericano, el urdu y el wolof. Muchas madres comprenden el español con dificultad, y alguna puede comprender un poco el catalán.
Los niños y las niñas se expresan en catalán -con algunas dificultades- en el aula, pero en cuanto ponen un pie fuera de ella usan esa lengua franca, el español. Eso es la realidad. La realidad es eso tan tozudo y que presenta un problema fundamental: que es real.
A veces hay una maestra (voluntariosa o temerosa de perder el trabajo) que le suelta a una niña:
-Al pati també parlem en català.
La niña se da la vuelta y otra le pregunta: ¿Qué te ha dicho la profe? Que hable en catalán. Las dos se miran extrañadas y siguen con sus juegos. En español.
Aparte de la realidad están los discursos, las arengas, los indicadores, la Plataforma per la Llengua con sus manías, obsesiones y denuncias. Vigilan a maestras díscolas y denuncian a camareras argentinas. Curiosamente nunca denunciaron a Messi, a ninguno de los internacionales del Barça, a ningún alto ejecutivo de ninguna empresa. Empezaron por abajo: maestras y camareras. A la Plataforma per la Llengua el gobierno regional la inunda de dinero: tres millones de € al año. Y más allá del dinero, les consiente, les da pábulo. ¿Les obedece o simplemente les da la razón, tal como se hace con los locos? ¿Responde esa actitud a un cálculo electoral?
En una autonomía en donde todo es cálculo electoral, táctica y juego de naipes, nunca se sabe qué es política y qué es politiqueo. El principal problema de la Cataluña de los últimos años es la lucha acarnizada entre la ex Convergencia de Junts y eso que se hace llamar Esquerra Republicana (que jamás ha mostrado trazas de izquierda ni de principios republicanos). Todo lo que sucede responde a esa lucha por el control del nacionalismo, por sus escaños. Por sus escaños y sus altos cargos, por supuesto.
Parece que los partidos intentan deshacerse de la tutela de la ANC, que es el engendro que ellos mismos crearon y ahora no atinan con la forma de anularla. Tarde o temprano sucederá lo mismo con esa Plataforma, cuyas acciones y principios no obedecen a ningún planteamiento científico y podrían ser un incordio dentro de poco.
Tiempo atrás, el centro en donde trabajaba (cuyo 80% de alumnado era extranjero de Marruecos y de latinoamérica) firmó un convenio con la Plataforma per la Llengua -que nunca pude ver. El acuerdo implicaba que una persona de dicha entidad diese clases de catalán para familiares y alumnos. Así que, un buen día, se presentó una adorable anciana: era la encargada de las clases. El fracaso fue bastante significativo.
Pero lo que más me sorprendió fue la realidad de la Plataforma: ingresan 3 millones al año en subvenciones de dinero público pero mandan a venerables señoras voluntarias con la misión de difundir el catalán. ¿Saben eso los responsables del gobierno que firman las subvenciones? Por supuesto que sí, y deben de tirarse de los pelos ante tal tomadura de pelo y de euros. Pero nadie se atreve, como en el cuento del emperador desnudo.
Si la lengua catalana va perdiendo fuelle, hablantes y uso social, en realidad, tanto mejor para la Plataforma y para el gobierno: más madera para el victimismo, los quejidos, los lamentos. Cuando ya casi nadie se exprese en catalán, la Plataforma podría percibir el doble o el triple de millones: cuanta más tragedia catalana, tanto mejor para la cuenta de resultados.
No hace mucho escuché una advertencia similar en el patio de otro colegio, eso mientras miraba un reloj de Sol que tienen en dicho centro. La advertencia no me pasó desapercibida hora, visto lo que dijo el señor Guerra , el otro día, no quiero llevarlo al extremo, pero sucede. Hay miedo entre el profesorado. Pero es una guerra perdida, créeme, será el inglés a todas luces. El chino lo tiene complejo porque su escritura no es compatible con los ordenadores, eso es una barrera, pero el inglés es indomable.
ResponderEliminarCuando estaba en REIS de voluntariado, doce años dan para saber algo de la enseñanza, de un alumnado de catorce niños, sólo dos hablaban catalán, y eran hermanos. Predominaba el urdú, el chino, el marroquí, el guaraní, como bien dices, el sudamericano en todas sus acepciones y el tagalo.
Nos encontrábamos con el problema de traducir en muchas ocasiones de los libros de catalán al castellano, porque su dominio del idioma era nulo, y hacerles comprender el enunciado de un problema de matemáticas era toda una clase de gramática antes que de números.
Por cierto, la pandemia se llevó por delante el programa REIS (Reinserciò Especial Inmersiò Social) , como tantas otras cosas.
Salut
Un planteamiento muy acertado de la realidad lingüística de este país,cuando se utiliza como moneda política. No sé el tiempo que durará, si es que tiene fin,porque es una vaca que da mucha leche. También me tocó lidiar con ese problema,en sus comienzos, chicos de la antigua Yugoslavia. Desde luego,el 80% es mucho,para que venga una señora venerable y arregle el problema de la integración. Es triste pensar,que todo es un montaje para justificar gastos y mover dinero,que hace falta en otros lugares.El patriotismo nacionalista es ciego,no se da cuenta de la realidad y sólo está obsesionado por un concepto,patria e idioma.
ResponderEliminarSaludos
Me ha gustado la expresión de español como lengua franca. Para mí es franca en variado sentido, sin menospreciar el uso de otras en sus ámbitos particulares, donde no me meto. Como tuve la fortuna de que la primera vez que escuché hablar en catalán fue en un ámbito de la izquierda internacionalista y proletaria, que la hubo, donde ante mi presencia se condescendía a hablar la lengua franca pues creo que siempre acogí el catalán con respeto. Son los individuos los que hacen o deshacen todo. No puedo decir lo mismo de muchos de mis paisanos que sin haber vivido o estado jamás en Cataluña tienen aversión a lo catalán, a su lengua y a otras cosas. Debe ser en parte por prejuicios tendenciosos de la mentalidad mesetaria, en muchos casos posfranquista, y en parte porque los que son "muy suyos" de vuestra región no han propiciado acercamientos precisamente. Entiéndaseme de modo relativo, por favor.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu exposición. Hay culpabilidad de ambas partes.
EliminarÉs una batalla perduda, Biel té 4 anys, a la seva classe de 24 nens i nenes ell és l'únic espanyol, i parla més que res en castellà i anglès. El mòbil i la tele han substituït a la llengua materna de la mare.
ResponderEliminar