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VOCES DE ULTRATUMBA



En la radio escucho una voz que me resulta lejana y, sin embargo, conocida. Cacofónica, impostada, un deje disfónico. Y otro deje rural, antiguo. Tardo bastante en comprender que es el señorito Puigdemont ese que habla de luchas y de épicas que no soy capaz de comprender. Le veo algo desmejorado, atrapado en una niebla turbia de lírica inútil -tal es la condición de toda lírica, de toda nación milenaria y lírica.

El señorito Puigdemont habla con un eco de amplios salones vacíos, antaño llenos de aplausos y hoy de polvo y soledad, un Versalles visto según el ojo de Tarkovsky. Nadie duda de su capacidad para reavivar el ruido entre las masas, más hay algo triste y periclitado en su tono. Quizás lo intuye, quizás lo sabe pero se lo niega ante el espejo cóncavo que le saluda por la mañana y le susurra: -No, Miss Putxi, tu no eres la más guapa de entre todas las princesas catalanas.

Al señor Puigdemont le crece el abdomen y las canas descienden ante su rostro, como arañitas de luna. Uno se puede imaginar el silencio sórdido en la mansión belga de los belgas que les cortaban las manos a los congoleños y se jactaban de ello y les sacaban fotos a los mancos por obra del gran machete de la nación belga, ejemplo de nación europea antaño y hoy también, de nuevo, ejemplar en su exquisita democracia que es envidia del mundo democrático entero. Y del aburrimiento. 

A Bélgica también se largó un tal Buenaventura Durruti hace casi cien años, pero los belgas le devolvieron a Durruti a España sin haberlo pedido España: pasó que, simplemente, no querían saber nada en Bélgica del hombre que atracaba bancos para sufragar revueltas anarquistas en el mundo.










Comentarios

  1. Si hay una nación que hizo barbaridades en su colonización, esta es Bálgica. Desde asar a los sublevados en recipientes preparados para ello, a cortarles las manos. El Constantino fue un salvaje y entre ellos lo siguen siendo. El odio entre flamencos y valones sigue presente, tan presente que aún no se como se eligió Bruselas para capital de lo que tendría que ser la Unión Europea.
    Puigdemont está en las acaballas. Nadie lo quiere y es molesto a todos. Empezando por los de su partido, siguiendo por los de ER y acabando por el gobierno central.
    El problema es...¿quién correrá con los gastos de su pensión?
    Salut

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  2. Por cierto, aquí te dejo esta entrada que va a juego con la tuya
    https://www.vozpopuli.com/espana/broma-iglesias-sugiere-infiltrar-policias-pp-follen-casado-feijoo-o-ayuso.html

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