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¿Huelga de hambre o dieta?

Resultat d'imatges de hambre

Algunos medios cuentan que hay dos (y luego cuatro) presos convergentes haciendo una huelga de hambre. Ni el número de los hambrientos ni el estilo de la huelga quedan bien definidos. Según los medios afines al régimen catalán, se trata de una huelga de hambre en toda regla, como la que practicó el preso del IRA Bobby Sands hace algunos años, una huelga de hambre radical que le llevó a la muerte. Poca broma con la huelga de hambre (inútil, por cierto) de Bobby Sands.

A mi se me ocurre que, cuando uno opta por dejar de comer, debería nombrarse a esa acción "huelga de comer", mejor que huelga de hambre. Pero vamos a dejarnos de precisiones terminológicas: el hambre es algo muy serio. Conozco a varios que pasan hambre sin aparecer en los medios. Pasan hambre por necesidad, por imperativo: la comida cuesta dinero. Cuando no hay dinero hay hambre. Es así de sencillo. Conozco a muchos que pasan hambre, y todos son catalanes. Gentes que pasan hambre de veras. Personas que piden, que revuelven en los contenedores, que se presentan a la hora del cierre en los restaurantes, en los supermercados. A ver qué cae. A ver si cae algo que llevarse a la boca, algo que llevarles a los niños que están en casa. Esos que pasan hambre de veras no aparecen en la Tv3. Aunque esos pasan hambre gracias a las políticas de algunos de los presos que ahora juegan a la dieta mediática en el presidio de Lledoners. De hambres hay varias: la de los que pasan hambre de veras y la de los que juegan a que pasan hambre para salir en la Tv3 y hacerse el mártir. Todo por la patria. Incluso el ridículo está admitido. La patria bien vale un ridículo. La patria es de pago. O de cobro.

La huelga de hambre de los políticos presos parece que también contiene cierto grado de truco semántico: los políticos no ingieren alimentos sólidos, dicen. Lo cual no les impide ingerir bullabesas, cremas de marisco, purés a la trufa y demás exquisiteces. Chi lo sà? Los políticos presos (solo los de Convergència) empezaron la huelga de alimentos sólidos dos días después de la huelga de la sanidad pública. No quieren que se hable de recortes sanitarios en Cataluña. Quieren que se hable de ellos.

Tuvieron mala suerte, los cuatro dietistas convergentes. Dos días más tarde de su huelga de sólidos (con líquidos a la trufa) apareció Vox en los noticiarios y su huelga de papillas selectas cayó en el olvido. A eso se le llama mala suerte. Deberán pensar en otra estrategia para reaparecer en los noticiarios, que van muy rellenos de noticias y lo suyo no convence.

Es muy raro que el sujeto que vive como un virrey español en Waterloo no se haya solidarizado con los huelguistas del hambre catalanes. Eso me sorprende. Ayer, unos chavales furiosos (pero rollizos, saludables y satisfechos) quemaron contenedores en mi ciudad, como forma de protesta contra un partido que antepone la patria y su bandera a cualquier otra forma de cuestión. Protestaban contra la aparición de su hermano gemelo. Ya les vale. Eso no vale. Vamos a ver, chiquillos de la Cup: ¿porqué no os solidarizáis con vuestros padrinos convergentes, los que están en dieta?

La cosa catalana está muy compleja. Yo no le veo una solución buena. a quedar y aceptaré la sugerencia de Salvador Espriu, el poeta que, sin ser un gran poeta, dijo cosas tan sensatas como esta:

Però no he de seguir mai el meu somni
i em quedaré aquí fins a la mort.
Car sóc també molt covard i salvatge
i estimo a més amb un
desesperat dolor
aquesta meva pobra,
bruta, trista, dissortada pàtria.
Espriu era un poeta mediocre, un mal poeta, un escritor prescindible que escribió algunos cuentos medio buenos y sin duda ningún poema reseñable. Salvador Espriu no comprendió casi nada, fue un ecsritor limitado, un posible Asperger: sus personajes no muestran emociones. La literatura catalana es eso, un casi nada.

Mi patria es España. La España rica y variada y compleja de Cervantes, la del Lazarillo, la de Murillo, la de Velázquez, la de Cercas, la de Martínez de Pisón, la de Javier Marías, la de Juan Marsé, la de Picasso, la de Juan Gris, la de García Lorca, de Berlanga, de Buñuel, de Cirlot, de Machado, de Larra, de Mendoza, Jesús Franco, Alberti, García Oliver, Chirbes, Antonio Soler, la del Colectivo Ronda, la de Jardiel Poncela, de Alfonso Sastre. Mi patria no puede ser el terruño catalán con sus vampiros. Mi patria es ancha y generosa.

Muchos pasaron hambre y penas en mi patria, antaño. Muchos pasan hambre y penas en mi patria, hoy. No está bien reirse de ellos con esa dieta de los políticos presos en Lledoners. Confiemos en la justicia poética, que a todos alcanza.


Comentarios

  1. Magnífico, como viene siendo habitual. La voz más sensata que cabe escuchar en este tiempo de ruido, furia y fanatismo.

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  2. De verdad que es una buena entrada.
    Un abrazo

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