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GLOVO

El aire frío, la noche. Pedaleo. Un jadeo llena el aire. Es mi respiración. La velocidad parece mayor encima de una bicicleta porqué el aire me golpea las mejillas. Quizás en un coche descapotable también pasa eso, pero jamás he viajado en un descapotable. Llevo una pizza, una caja de paracetamol y unas compresas. El hombre que me abre la puerta no es mejor que yo pero es el que paga. No me mira. Solo lee el papel del pedido, paga y luego cierra la puerta. Del interior del piso asoma un olor a calefacción y a desinfectante.

Pedaleo. Luego llevo una cajita de preservativos, una botella de vino y un paquete de Donuts. Veo el cinturón de Orión cuando me paro en un semáforo. Miro la esfera del reloj. Tres minutos para llegar a la entrega, dice la aplicación. El trabajo os hará libres. En Buenos Aires, Milei admira la capacidad del capitalismo por hacernos ricos y felices a los más parias. Semáforo en verde. Ahora son ya cuatro minutos, Arbeit macht frei, libertad -carajo.

Hoy comí en un comedor social, entre pobres de solemnidad y pordioseros sucios. Consuelo de muchos. Luego seguí con mi bicicleta: Bac de Roda, Almogàvers, Avinguda Pearson, Passeig Lluís Companys, Josep Tarradellas, Passeig Maragall, Ronda General Mitre, Jaume Balmes, Aribau, Escuelas Pías, Nació, Degà Bahí, Coll i Vehí, Trías Fargas.

Una botella de cava francés, un ramo de seis rosas, un bote de Orfidal. Calle Alegre de Dalt.

Luego una hamburguesa y seis latas de cerveza  y una Dormidina para un tipo de mediana edad que mira un partido de fútbol del Mundial de 1982, Italia 1, Perú 1. Calle del Progrés.

Poco antes del amanecer una lasaña de verduras del Veritas, un paquete de algas envasadas al vacío del Esclat y una botella de vino blanco ecológico sin sulfitos del Bonpreu. Calle del Dos de Mayo esquina con Paseo de la Independencia.

Pedaleo. Un kebab de ternera y una botella de agua San Pellegrino, calle de Sant Pere més Alt, tres pisos sin ascensor. El sol amenaza con la aurora y se desvanecen las estrellas por el este, fin del turno. Pronto dormirás, Winston.

Nadie se hubiera imaginado que en siglo XXI el sudor de un cuerpo humano fuese un valor que cotiza en la Bolsa, con toda esa inteligencia artificial y esas maravillas tecnológicas que todo lo resuelven y todo lo salvan. Y que nos llevarán a Marte y en Marte seremos como perdices. Pedaleo. El sudor de un hombre mueve los euros de acá para allá, de abajo hacia arriba siempre, como las mulas en el siglo XII. Haber estudiado, hombre, me dicen. Y yo pedaleo y miro el Cinturón de Orión allá a lo lejos, cielos y más cielos arriba, donde resuena todavía el eco del Big Bang que lo empezó todo, el culpable de todo.

Los átomos de las estrellas están mi cuerpo y en la cadena de la bicicleta que gira y gira para mover la economía y los bonos y la prima de riesgo. Seremos libres. Por eso levanto la mirada hacia el cielo, pero el cielo no responde.

Comentarios

  1. Real y cotidiano. Sin embargo, no hay nadie que conteste a tu pregunta: ¿por qué salió Milei?
    Tampoco nadie me ha podido explicar jamás el fracaso de José Mujica, el presidente más querido de Uruguay y respetado en el mundo entero, y el porqué de aquel 1 de marzo del 2015 dejó de gobernar para darle el poder a Tabaré Vázquez.

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  2. Son compañeros, en el carril bici, cada vez que un semáforo nos para ,estoy rodeado de dos o tres. Ahora todos llevan bicis eléctricas, me sorprende que cada una es de una marca diferente ,pienso que su origen es dudoso(los robos de bici, es enorme),lo cierto es que la empresa no las compran ,porque serían de la misma marca, así les resultarían más baratas.
    No creas, se sienten felices ,todos son jóvenes, llevan el transistor que le acompaña .En el manillar el móvil, con el GPS, para guiarse y van charlando entre ellos. Apenas hay mujeres, eso es malo, me recuerda la soledad, cuando emigré de Córdoba.
    Alguno ya me conoce(por mi pelo blanco de abuelo),me sonríe y me hace una señal de victoria . Pienso, que en dos o tres generaciones serán los nuevos catalanes.Me agrada la idea.
    Saludos.

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