Descubrí, en las noticias de la noche, que el señor Oriol Junqueras se fue a una fiesta nacionalista irlandesa. Habló del derecho de Cataluña a ser un estado independiente y puso como ejemplo el caso de Montenegro. Si non è vero è ben trovato. Ignoro si el señor Junqueras conoce Montenegro: un pequeñísimo país pobre que vive de ayudas internacionales, corrupto y dominado por oligarquías mafiosas. Un país que, como Kosovo y Macedonia del Norte, se independizó tras una guerra terrible, cruel, fratricida. Un país en el que la policía pide unos billetes para cualquier gestión. Todo un ejemplo.
La bandera de Montenegro muestra a un águila coronada, bicéfala y rampante, dorada, con un cetro y un león inserto en el corazón. La imagen de un rey tremebundo seduce al líder republicano catalán. ¿Han leído ustedes "Tintín y el cetro de Ottokar"? Imagen pavorosa y medieval, amenazante. Estandarte guerrero para agitar en la batalla y mandar a los súbditos a matarse por su señor. Todo es ejemplar.
El deseo de ser una nación es, invariablemente, la nostalgia de un pasado feudal con su imaginario arcaico de señores y vasallos, idea prepolítica, preilustrada, regida por el principio de la desigualdad, del fuerte y del débil, por el derecho del fuerte. Parece que el señor Junqueras está en un partido que se llama Republicano sin saber qué cosa es el republicanismo. En un partido que también se llama "Izquierda" sin saber muy bien qué cosa es la izquierda. El señor Junqueras debe lamentar, en sus noches insomnes, no ser el Conde de Junqueras y en sueños lo es, ecuestre y rampante como el águila montenegrina, con el cetro del poder catalán en la mano, azote de charnegos y martillo de botiflers.
El independentismo catalán es una forma de la nostalgia, una melancolía decadente, el ensueño de una patria pura como la de Himmler, la de Heydrich. No es inoportuno recordar que las organizaciones obreras del año 1936 asaltaron la sede de ERC. Tampoco es inoportuno saber que las juventudes de ERC se fueron a Munich para conocer de primera mano al nazismo. Los obreros son una molestia para el independentismo, porqué exigen igualdad, practican la fraternidad, y buscan la libertad de clase (la libertad de clase, no la libertad de la nación ilusoria: ¡no se confundan!).
El republicanismo se inventó hace más de 200 años, pero el señor Junqueras -paradójicamente republicano-, ignora lo que sucedió y se adormece envuelto en el escudo de Montenegro, en una suite del Hotel Hilton de Podgorica, ciudad decadente y de fachadas leprosas. La nación de las polillas nostálgicas, de los mitos fundacionales hundidos en el barro del derecho de pernada, del diezmo (aquí llamado 3%).
Crecí en una familia obrera y pobre, y mi patrimonio son la escuela y la sanidad públicas. Jamás tuve sueños patrióticos. Estoy mucho más cerca de José Martínez, trabajador de Badajoz, que del conde de Junqueras. No me vengan con paparruchas medievales: el tiempo de las naciones, como el del Tiranosaurio Rex, ya se extinguió.
Mira, podría poner algo más en la entrada, pero copio una respuesta de Francesc Cornadó, de esta semana, en la página de Gran Uribe, y que trata de un tema similar.
ResponderEliminarLa respuesta va aquí y en esta ocasión como anillo al dedo, porque es sustancialmente exacta y aclaradora. Dice así:
"...La Cataluña de la segunda mitad del siglo XIX anduvo buscando un pasado épico, donde asentar unos cimientos heroicos, imaginados e interesados.
La burguesía nacionalista catalana, antes de modernismo, cuando la Renaixença ya había apuntado un bosquejo de nación, se empeñó en trazar unos límites físicos, históricos y espirituales. Buenaventura Carles Aribau había compuesto su Oda a la Pàtria, Valentí Almirall había convocado el Congrès Catalanista y Verdaguer sentaba las bases de una lírica popular que acercaba el sentimiento catalanista a todas las capas sociales.
En Cataluña se indagó en un pasado medieval, en canciones de trovadores, en leyendas de condes, Guifrè el Pilós, el conde Arnau, etc., se recurrió a las gestas de santos y guerreros y se situó la epopeya nacional en la edad media, momento en que nacía una Cataluña independizada de los reyes francos.
El modernismo adoptó y fue consolidado formalmente este pasado medieval. En música nos acercamos a Wagner, Barcelona, segunda ciudad wagneriana del mundo; el romanticismo tardío, que se expresaba con un carácter nacionalista, llegó con las partituras de Morera y a los coros de Aselm Clavé. Pero donde mejor se expresó el medievalismo fue en la arquitectura, en la obra de Elies Rogent, Domenech i Montaner, de Puig i Cadafalch y otros que colocaron elfos y dragones en las fachadas.
Con este lenguaje medievalista se expresaron los modernistas. Podemos decir que Gaudí petrificó la épica nacional que habían esbozado los ideólogos y artistas de la Renaixença.
Domenech i Montaner, en 1878 en la revista “La Renaixença” publicó el famoso artículo “en busca de una arquitectura nacional”, artículo que ha sido considerado como el manifiesto fundacional de la arquitectura del modernismo, en él manifestaba:
“Siempre que una idea organizadora domina un pueblo, siempre que irrumpe una nueva civilización, aparece una nueva época arquitectónica”
Domenech habla de “época arquitectónica”, naturalmente esto se refiere a un cambio estilístico en relación con su época precedente, un nuevo proceder en la construcción, sí, pero fundamentado en aquella epopeya fundacional. En aquella Edad Media de condes y trovadores..."
Junqueras & Cia (ER, JUnts, Podem, ex -CiU´s y ahora la satélite Ponsati) son de discurso telúrico, parco de ideas, pues, todo empieza y acaba en "nosaltres sols", sin más argumento que "lo nostre". Para ellos esto estaría bien con aquellas "cuatrocientas familias" que decía Millet y la tenencia de la gobernabilidad por los de la alta burguesía, que es lo que son. Una aldea grande gobernada por los grandes apellidos de los poderes fácticos, clase clerical incluida, que cobrara las recetas médicas a euro por medicamento (hecho ya acontecido), y no se prodigara más que en obras benéficas capitaneadas por "El día del recapte" o la "Festivitat de l´Onçe de setembre de 1714" como fiesta patria de valor singular internacional.
Salut
Un texto para guardar. Se me ocurre comentar un detalle: la obra de Bonaventura Carles Aribau fue escrita en castellano en su totalidad, exceptuando su "Oda a la patria". Aribau era un intelectual español interesado por lo español que un día se acordó del nacionalismo catalán. Ahí empezó todo. En un poema débil.
EliminarEs, literalmente, un texto de un tipo que sabe, Lluís, y en pocas palabras ha dicho lo que yo tardaría mucho en definir.
EliminarUn abrazo .
Te me cuidas
Salut
Lo que conozco de Montenegro, es por YouTube, cuando me entretengo "viajando" .No lo veo, lo ideal del mundo, me gusta más cuando lo comparan a Dinamarca. Me da miedo, cuando le den la Hacienda de los dineros de todos los catalanes, según el sr. Sánchez. Me temo tal como insinúas, la constitución de una Monarquía Catalana o quizás un Imperio, lo digo por el águila bicéfala , como referencia .Interesante el recuerdo del pasado que haces
ResponderEliminarSaludos.