Aunque sus discursos públicos insistan en ese camino pedregoso y arduo del independentismo irredento, de la testosterona patriótica y del empecinamiento, un deseo de volver al redil se agazapa entre los líderes de Junts y eso no se le ha escapado al popular González Pons.
Cuando González Pons cuenta que Junts es un partido de tradición impecable y afín a los populares como argumento para contar que quieren entablar relaciones, les echa un cable que conduce a la redención. Hasta hace muy poco, el partido con sede en Waterloo era un partido de golpistas, de prófugos, de delincuentes. Hoy es un partido con una tradición admirable, en palabras del impecable líder popular González Pons. Añade, G.P., que en ese partido quizás haya uno o dos indeseables, pero eso no oscurece la tradición. Y recuerda que es un partido de centro derecha, como el suyo.
La necesidad es ciega y cruel.
En esa España rencorosa y del odio instintivo, González Pons propone una tregua. Le propone un beso consentido a Puigdemont. Y el partido de Puigdemont consiente: al borde del colapso, Junts necesita lo que sea para sobrevivir. Y lo que necesita Junts es dinero, mucho más dinero que poder. Es dinero lo que se pone encima de la mesa. Mientras se invoca a la historia y a la tradición, se pone un maletín encima de la mesa. Como en los tiempos del viejo Jordi. No se olviden de que el señor Feijóo es un ultra autonomista, partidario de traspasar todas las competencias a las autonomías: si ustedes esperaban un giro centralizador, sepan que Feijóo les va a fastidiar el día.
¡La tradición! He ahí la palabra que encandila a esos señores y a esas señoras más señoritos y señoritas que señores y señoras. Gentes de larga tradición, de casita con porche y piano, de jardín con jardinero, eucaristía dominical y donativo a los pobres. Gentes con servidumbre y con la idea, a veces medio disimulada, que el país es su cortijo. Detrás de país pueden escribir España o Cataluña, como gusten.
A más de un votante del PP se le indigestó la siesta. Y a más de un independentista. Es como si tras unos años de pesadilla, se cerrasen las puertas del infierno y llamaran para adentro a los demonios: adentro hace calorcito, hay cargos y billetes a repartir y nos abrazaremos de nuevo, como hermanos, entre sollozos por el reencuentro.
Decía Fraga que la política conlleva extraños compañeros de cama, pero los hay que encima de extraños son miserables. González Pons es una rata de la política.
ResponderEliminar¿Sería posible que González Pons haya dicho esto en clave interna, y para fastidiar a alguien de su propio partido?
EliminarPara mear y no echar gota...
ResponderEliminarEn las próximas semanas veremos grandes maravillas.
EliminarYo ya suco melindros...Voy a ponerme morao de tanta lectura subvencionada
ResponderEliminarhttps://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20230828/literatura-catalana-novedades-rentree-2023-91288051