El presidente catalán, el señor Aragonès, le recrimina al señor Aznar que convoque una movilización contra la amnistía de los encausados por el procés. Le parece que esta movilización aznariana no es democrática. ¿Cuántas manifestaciones convocaron los independentistas apelando a la más exquisita democracia? ¿Cuántas veces invocaron a "la voluntad del pueblo" como un bien superior y se sentían maravillosamente democráticos cuando lo hacían?. ¿En nombre de qué santo ahora rechazan una movilización?.
Aunque a la FAES y al señor Aznar se les vea un poco el plumero (ese aroma falangista tras el bigotito ausente está en el aire), su propuesta no es ningún golpe de estado, ninguna descabellada idea antidemocrática. Es más: en el fondo, se le agradece a la FAES que haga propuestas por la vía legal y que quieran medirse en las calles. Aunque, visto des de Cataluña, le diría que aquí estamos ya cansados de manifestaciones, desfiles con banderas y antorchas, proclamas y megáfonos. En Cataluña estamos hartos de que se dirima en las calles a ver quien la tiene más grande.
El señor Aragonès se confundió también, el día 11, al afirmar que "Cataluña quiere un referéndum". Cataluña no quiere nada, porque la tierra no habla ni quiere ni malquiere. Si acaso, vamos a ver qué quiere la ciudadanía catalana, esa ciudadanía que, en las últimas elecciones, le dio 1.200.000 votos al PSOE, 460.000 a ERC y 390.000 a Junts. (Sí, no se han equivocado: los votos al PSOE superan a la suma de votos para ERC+Junts).
Los territorios no quieren nada. Los territorios son un fragmento de un mapa por donde circularon asutralopitecus, cromañones, griegos, íberos, romanos, árabes, sefardíes y etc. Lo que importa de un territorio, si hablamos en términos democráticos, son las personas que viven en él más allá de pedigrís, filiaciones y sentimientos: es la ciudadanía. Y esa ciudadanía no pide referéndums.
Esa ciudadanía pide justicia social, pide igualdad de oportunidades, igualdad entre hombres y mujeres, pide becas para el comedor, asistencia sanitaria digna, salarios dignos, pensiones dignas, transportes públicos dignos. Esa ciudadanía quiere colegios públicos de calidad, hospitales de calidad, atención a la dependencia. La ciudadanía quiere vivir en paz, mejorar en lo posible, no levantarse con noticias de asesinatos de mujeres ni de violaciones y no tenerle miedo a lo mismo que temían sus abuelos.
Y es cierto que el día 11 se manifestaron 100.000 personas por la independencia, por ese sentimiento de independencia que tienen. Lo que sucede es que los sentimientos no generan derechos. Ni aquí ni en Dinamarca. Los sentimientos nacionales, al igual que los religiosos, se gestionan en casa. No en el Parlamento ni en la calle.
Movilizarse a favor de una amnistía o en contra de ella es legítimo, por supuesto. Pero en cualquier caso la solución debe proceder de un debate racional alejado del ruido y de las banderas en las calles. Quizás se debería analizar qué significa el término amnistía. ¿Se trata de borrar un delito? Quizás se puede pensar en amnistiar a los manifestantes que se dejaron llevar por la soflamas de unos líderes irresponsables, pero no en amnistiar a esos líderes -todos ellos con cargos públicos muy bien pagados a costa del estado. Y si se amnistía esos manifestantes también se debería amnistiar entonces a los policías encausados por violencia, ya que deben ser víctimas de la misma irresponsabilidad.
España es siempre un lugar cuestionado y un lugar en construcción. Eso no es una mala noticia. Lo malo sería no aprovechar las oportunidades para construirlo con sentido de la democracia y de la justicia, construir un país muy lejos de las guerras inciviles.
Bon dia: m'he permès enllaçar al final del meu escrit d'avui, el teu, crec que era un complement final necessari. Gràcies.
ResponderEliminarGràcies, Francesc.
EliminarEl problema del Sr Sánchez, LLuis, es que ha suplido por su interés personal, aquella mayoría social del antiguo partido socialista, el del 78, por las minorías parlamentarias.
ResponderEliminarHoy, hay gente que se llama socialista, que se cree socialista, y vota a este señor, que no a la idea primigenia de lo que representa el partido.
Con este señor en el poder, se ha perdido la esencia, que ya venía difuminada desde Zapatero, de lo que es el PSOE.
Esta semana, la señora Carmen Calvo, exvicepresidenta con el Psoe 2021/2021, Doctora en derecho constitucional, o sea, algo sabe del asunto que nos atañe, afirmó que la "amnistía supondría suprimir literalmente el Poder Judicial" (sic).
La solución era clara, gobierno de coalición durante la legislatura que quedaba, aislar a los partidos extremos, y bajar la crispación, y eso estaba en manos de Sanchez, no del Psoe, porque este no existe. Y este señor no lo desea.
Un abrazo
Bueno... yo he votado casi siempre al PSOE y ahora también. Lo malo es que no veo alternativas posibles. Tras el supuesto (y sobrevenido) sentido del pacto de Feijóo hay la derecha rancia y retrógrada de siempre, esa derecha que gobierna para las familias de siempre y para los negocios de siempre. Lo tenemos complicado. Con una derecha europea y civilizada, lo mejor sería esta coalición de circunstancias que, de paso, haría una gran labor pedagógica. Pero lo tenemos crudo.
EliminarRazón llevas. Un abrazo
EliminarUn poco exaltado, pero bien,que eso es lo que queremos justicia social y por qué no,riqueza para este país (Cataluña),que tantos emigrantes atrajo.
ResponderEliminarSaludos
¿Crees que me ha salido un texto exaltado?
EliminarEs que no es malo, defender posturas con convicción
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